Las posibilidades de que Air Europa acabe integrándose en Iberia son cada vez más reducidas. La operación se encuentra en la cuerda floja después de que la Comisión Europea haya comunicado a IAG, el holding al que pertenece Iberia, que el volumen de vuelos que ofrece a cambio de la compra es insuficiente, así como el planteamiento de redistribución de los mismos.
La última propuesta de IAG contemplaba la cesión del 52 % de las conexiones que opera Air Europa, un porcentaje que no ha satisfecho las expectativas de los responsables de la Comisión, muy insistente en que la absorción de la aerolínea de Globalia no se tradujera en un monopolio ni en una amenaza para la libre competencia.
La propuesta de IAG significaba una ampliación en doce puntos de la oferta inicial, que alcanzó el 40 %. Lo verdaderamente significativo del no de la Comisión -una negativa de la que ha informado el Financial Times tras la reunión del pasado lunes en Bruselas- es que este nuevo bache en el proceso de compra puede ser definitivo, ya que no parece que IAG vaya a mejorar mucho más sus condiciones.
Varias aerolíneas habían mostrado su interés en absorber parte de las rutas de Air Europa que quedarían liberadas en la operación. Concretamente, se trata de Avianca, Binter, Iberojet, Ryanair, Volotea y World2Fly. Todas ellas se postularon en un momento u otro como remedy takers, según la jerga del sector aeronáutico, y recibieron el beneplácito de IAG como las opciones más válidas. Entre las últimas propuestas, figuraba una alianza propuesta entre Avianca y Volotea, compañía esta última que había confirmado su disposición a abrir base de operaciones en Palma si fuera necesario. Ambas aerolíneas compaginarían sus agendas para que la colombiana Avianca se ocupara de las conexiones de largo radio y Volotea, low cost española, operara las de corto alcance.
La propuesta no ha sido del agrado de los responsables de la Comisión, que entienden que la operativa que plantea la joint business entre Avianca y Volotea no ofrece las garantías necesarias para los consumidores, que verían recortado el abanico de opciones en la oferta de vuelos de larga y corta distancia de Air Europa. Un perjuicio para la libre competencia, en definitiva, que damnificaría en última instancia al usuario.
Además, IAG presentó acuerdos con Ryanair y Binter para la cesión de rutas de larga y corta distancia -especialmente entre las Islas y la Península- y con World2Fly e Iberojet para operaciones de largo radio. Tampoco en este caso se ha conseguido aflojar a la Comisión Europea, que insiste mucho en asegurar una conectividad adecuada tanto en el mercado interno español como en los vuelos al continente americano.
Desde IAG se entiende que la compra de Air Europa evitaría el solapamiento existente de varias de las rutas que operan Iberia y la aerolínea de Globalia hacia América, lo cual permitiría abrir nuevas conexiones hacia el mercado asiático.
De hecho, desde Iberia se ha venido insistiendo todo este tiempo en que la operación es esencial para desarrollar el centro de conexiones de Madrid y colocarlo al nivel de la élite europea. En ese sentido, aseveran que la conectividad de largo radio en España se vería intensamente ampliada, con una especial atención precisamente hacia Asia, amén de la mejora en materia de crecimiento económico.
Por su parte, la Comisión Europea nunca ha ocultado sus recelos y ha expresado sus dudas acerca de la operación durante todo el proceso, el cual arrancó a finales de 2019, justo antes de la pandemia.
La última oferta de compra, en la que se ampliaban significativamente las concesiones, supuso, según aseguraron desde la cúpula de Iberia, «un esfuerzo muy importante que demuestra nuestro interés por la operación y nuestro deseo de que la compra de Air Europa se realice con todas las garantías para los consumidores». El ampliar al 52 % los vuelos cedidos a otras compañías no supondría una disminución de la capacidad aérea, según Iberia, sino «la garantía de que en todas las rutas haya varios competidores y, por tanto, diferentes opciones para los viajeros».