Miguel Busto es otro. Él mismo lo dice. Tras su caída, fractura y posterior intervención de cadera, su contagio de Covid, su infección de orina y sus nueve días en casa post-alta sin poder ducharse ni cuidar de su higiene personal; contaba las horas para recibir el servicio de apoyo domiciliario del Ajuntament de Palma que se había solicitado ya desde el Hospital Son Llàtzer, donde estuvo 21 días ingresado.
«Yo no sé si ha sido el artículo publicado o ha sido casualidad pero el caso es que esta misma tarde han venido a casa. Me habían dicho que la responsable de valoraciones estaba de vacaciones y que no volvía hasta pasado mañana y que luego ya considerarían mi caso; claro, me he llevado una sorpresa. Se ha presentado la sustituta y con trabajadora social y todo, ha venido, he firmado la documentación, todo lo necesario, estoy muy contento de haber podido hacer esta denuncia social y que los responsables se conciencien», explica emocionado y agradecido.
Miguel, de 74 años de edad, llevaba nueve días esperando este apoyo tan necesario para él. Convive con un compañero, también mayor de 70 años, que sufre artrosis reumatoide degenerativa y no podía arriesgarse a perder el equilibrio si ayudaba a Miguel a ducharse y otros menesteres. Ha sido paciente a la par que constante, ya que tuvo que llamar en numerosas ocasiones para lograr que se activara el protocolo. «Me han dejado como nuevo, me he puesto a llorar, me he emocionado y todo. Que yo no quería hacer ningún drama pero la verdad es que me hacía falta. Me ha sorprendido el trato, me han atendido muy bien, eran muy simpáticos y muy profesionales», dice Miguel alabando el servicio a pesar de la espera, ya que le dieron el alta el pasado día 16 de julio y llevaba toda la semana, postrado en la cama, tratando de encontrar la solución.
Primero se puso en contacto con Seguridad Social, donde le informaron que las listas de espera son de entre cuatro a cinco meses; aunque se dedican en mayor medida a casos en los que es necesario reconocer una dependencia y un grado para acceder a un servicio continuado de ayuda. En el caso de Miguel, al ser una ayuda temporal que necesitaba en estos momentos, se tramita por el servicio que lleva Benestar Social de l'Ajuntament de Palma. Desde el Hospital Son Llatzer, cumplieron su parte del protocolo y nada más darle el alta al paciente, gestionaron su solicitud de esta ayuda; pero no hubo respuesta por parte de Cort durante los primeros días. Tras una semana, Miguel decidió pasar al ataque y comenzar a llamar sin descanso; además de compartir su testimonio y reflexión con este diario. Hoy, todo ha cambiado.
Desde el Ajuntament de Palma explican que «se ha seguido el protocolo, se determinó la urgencia ayer martes y los técnicos dicen que no ha habido retraso. El servicio de dependencia se cubre bien, no hay colapso y siempre hay disponible atención de urgencia las 24 horas y durante todo el año».