El proyecto de remodelación del Aeropuerto de Son Sant Joan contempla la conversión de la zona en la que se ubican actualmente los controles de seguridad en un gran hall comercial y de distribución de los pasajeros hacia las diferentes puertas de embarque al estilo de la existente en el Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat.
La redistribución de estas zonas dará inicio una vez finalizada la temporada turística, ya en el mes de noviembre, y el objetivo es que pueda estar lista de cara al próximo verano.
Así, la idea es hacer de este espacio «una plaza distribuidora del tráfico y comercial» con unos pasillos «muy amplios y libres» para que los pasajeros puedan ir desde allí a los diferentes módulos y puertas de embarque del aeropuerto. Así lo explica el director de Son Sant Joan, Tomás Melgar, para recalcar que El Prat ha sido el modelo que se ha tenido en mente a la hora de rediseñar esta zona del aeropuerto de Palma, a la cual llegan los pasajeros por las escaleras mecánicas después de haber facturado.
A fin de hacer el paso por las diferentes zonas del aeropuerto un proceso más ordenado y fluido, el actual control de seguridad se desplazará a la planta inferior para ubicarse en la segunda planta, al fondo de los mostradores de facturación.
Los dos controles que existen actualmente se unificarán en la mayor zona de control existente en España y en toda Europa, según asegura Melgar, con un total de 44 escáneres y una superficie ocupada de 220 metros de ancho por 70 de profundidad.
«El hecho de que se haga una única zona de controles nos va a dar mucha versatilidad, ya que las puntas de tráfico se gestionarán de manera más eficiente», explica Melgar para añadir además que los nuevos filtros de seguridad van a disponer de la más moderna tecnología, lo cual agilizará todo el proceso.
En primer lugar, las máquinas van a pasar a tener un sistema de escaneo en tres dimensiones, un sistema (el EDSCB, Explosive Detection System for Cabin Baggagey) controlado por Inteligencia Artificial, capaz de analizar el interior del equipaje por sí solo y sin necesidad de remitirlo a un vigilante salvo en casos excepcionales. Así, en el caso de que el análisis establezca que hay probabilidades de presencia de elementos prohibido, el sistema envía las imágenes al vigilante para que este realice manualmente las correspondientes comprobaciones.
Asimismo, este sistema «tiene también la ventaja de que el equipaje que no presenta ningún problema sigue avanzando en línea recta y por lo tanto no se genera ningún atasco», destaca Melgar. «Si hay algún problema la maleta se desvía hacia la línea de al lado, de forma que a los pasajeros a los que se les hace revisar su maleta no están estorbando al resto».
Entre otras cosas, esta máquina permitirá que no sea necesario sacar los líquidos de la maleta ni tampoco los elementos electrónicos -como sucede ahora con los ordenadores portátiles, por ejemplo-, ya que es capaz de ver bajo la batería del ordenador. «Supone un salto importante», asegura.
Otra herramienta que agilizará el control de equipajes será el nuevo sistema de traslado de bandejas, denominado ATRS (Automatic Tray Return System). Este sistema está diseñado para reducir los tiempos de espera, ya que hace más fluido el tráfico de bandejas y evita congestiones retirando automáticamente las que ya están vacías. Ya se utiliza en aeropuertos como los de Madrid, Sevilla o Eivissa.
El tiempo medio de espera en los filtros de seguridad del Aeropuerto de Palma está en torno a los cuatro minutos por pasajero. «Nuestro filtro es muy rápido y trabajamos mucho para que funcione bien», asegura Melgar para añadir que los nuevos sistemas que se implantarán a partir de noviembre difícilmente podrán mejorar los actuales tiempos de espera. «Es difícil mejorar el tiempo de paso, pero sí que se va a conseguir que sea mucho más cómodo para el pasajero y menos invasivo. Si además va más rápido, pues mucho mejor».
Por otro lado, El área de facturación ampliará los mostradores a disposición del público a partir de noviembre. Será entonces cuando se aborde la ampliación que AENA planea para esta zona, que pasará de tener 12 líneas de 16 mostradores a 14 de 18 De esta manera, los 192 mostradores existentes actualmente en Son Sant Joan pasarán a ser 252, es decir, 60 más.
Desde AENA se insiste en que todas estas modificaciones no se han diseñado con el objetivo de ampliar la capacidad del aeropuerto, sino para «mejorar y hacer más cómoda la experiencia de los pasajeros que pasan por Son Sant Joan», asegura el propio Melgar para señalar que el grueso del proyecto global de remodelación tendrá lugar entre los próximos meses de invierno y el verano de 2025.