«Para nada el asunto de la cesión de Montesión es una cuestión económica. Esto (la reforma) nos va a costar dinero a la compañía». Abel Toraño, delegado de la Compañía de Jesús, ha explicado este viernes en el colegio de Montesión los detalles de la operación inmobiliaria para la cesión del centro por setenta años a un empresario español y ha arremetido con dureza contra los exalumnos que se manifestaron en contra: «Hay resentimiento y sobreactuación». También ha abordado el traslado de los diez religiosos de avanzada edad a la Península y aunque ha reconocido que ha habido contactos con los franciscanos para acoger a alguno de ellos no ha dejado mucho margen para que puedan quedarse en la Isla: «Somos jesuitas, no hay que olvidarlo. Nuestra casa es el mundo».
En la rueda de prensa, junto al director del colegio, Rafel Barceló, Abel Toraño ha explicado que los diez jesuitas son muy mayores y lo ha contextualizado: «El declive demográfico de la vida religiosa y sacerdotal tuvo el pico más alto en 1965 en la Compañía de Jesús. Hace casi sesenta años. Ahora la realidad es muy distinta: los conventos se fusionan, hay párrocos que llevan tres o más parroquias. Antes los seminarios estaban llenos y ahora se han quedado vacíos». Sin embargo, ha matizado que considera «exagerado» que se hable de 'destierro' o 'expulsión': «Somos jesuitas y le toca decidir al Provincial. Se llama cuenta de conciencia y es una toma de contacto con cada uno de ellos. Y es confidencial. La comunidad no da más de sí por la edad media de las personas».
Ha reconocido, de igual manera, que la situación de muchos de los afectados es dramática y que algunos se encuentran destrozados porque no quieren dejar Mallorca, su tierra. «Los motivos para el traslado es que queremos lo mejor para ellos, que estén bien atendidos de salud. En la Península tenemos seis enfermerías. Es un momento que nos llegará a todos, hay que dar gracias a Dios por todo lo vivido».