El diluvio que caído este martes sobre buena parte de Palma provocó serias inundaciones en el aeropuerto y obligó a paralizar todas las operaciones durante dos horas. Las precipitaciones registradas supusieron un récord histórico para Son Sant Joan en un mes de junio, según datos de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET): 71,8 litros por metro cuadrado que superan los 55,9 litros registrados el 2 de junio de 1991. La Dirección General de Protección Civil y Emergencias clasifica como torrenciales las lluvias por encima de los 60 litros por hora.
Así, sobre el aeropuerto de Palma llegaron a caer hasta 45 litros en una hora con puntas de hasta 90 litros, provocando con ello inundaciones tanto en los accesos como en el edificio terminal. Numerosos vídeos de usuarios y de trabajadores colapsaron las redes sociales a lo largo de la tarde con imágenes de diferentes zonas completamente anegadas, incluyendo comercios como el del duty free, la zona del aparcamiento exterior o las propias pistas de aterrizaje.
Por otra parte, la imposibilidad de desplegar los fingers desde las terminales obligó a mantener retenidos durante horas a muchos pasajeros en los aviones que acababan de aterrizar. Asimismo, una cuarentena de trabajadores tuvieron que permanecer encerrados en un hangar de Globalia hasta cerca de las siete de la tarde, cuando pudieron salir escoltados por la policía.
Desde AENA se procedió a paralizar las operaciones temporalmente durante los momentos de mayores precipitaciones, concentrados entre las 13.00 y las 16.00 horas, con una breve pausa sobre las 14.30 horas, según los datos que maneja la AEMET. Esa paralización de la operativa fue aproximadamente de dos horas. De los 900 vuelos programados para el martes, cerca de 100 resultaron afectados por la tormenta, teniendo que ser retrasados, desviados a otros aeropuertos o directamente cancelados.
Mientras, el aeropuerto cerró sus accesos y se formaron importantes congestiones por carretera. El aeropuerto activó el plan de emergencia por inundaciones y reanudó las operaciones tan pronto como le fue posible. Sobre las 17.30 horas la actividad empezó a recuperar la normalidad. Para entonces el chaparrón se había cobrado numerosos daños materiales en todas las instalaciones aeroportuarias.
Según el portavoz de la AEMET en la delegación de Baleares, Bernat Amengual, la tromba de agua se había concentrado en puntos muy concretos de la capital balear debido a la «convergencias de viento a niveles bajos» aglutinadas en la zona de Can Pastilla y alrededores. De esta manera, la masa de nubes formada sobre todo el Archipiélago y buena parte del Mediterráneo occidental, «favorecida por el calor terrestre», descargó sobre toda esa zona y obligó a mantener el aviso de alerta naranja hasta las nueve de la noche.
Según Amengual, la meteorología debería dar «una tregua» en las próximas horas, aunque se esperan nuevas precipitaciones, especialmente concentradas en la Serra de Tramuntana, el sur y el interior de la isla.