Después de diez años al frente del palmesano colegio de Montesión, Rafel Barceló (Palma, 1972) ha sido ascendido a director general de la Fundación Educativa Jesuita Centro-Este, un cargo de nueva creación nacional y de máxima responsabilidad. Durante la entrevista con Ultima Hora repasa esta década al frente de uno de los centros docente más antiguos de la Isla
¿Qué balance hace?
—Contar con una Comunidad Educativa comprometida lo hace todo más fácil. Me he sentido acompañado y respaldado por un excelente equipo humano que ha sabido responder a los retos que se han planteado. Han sido años intensos, de mucha dedicación y trabajo compartido, pero muy satisfactorios, y estoy muy agradecido por la oportunidad.
¿Cómo ha cambiado el colegio?
—La tradición ignaciana implica reconocer la historia, en nuestro caso de casi cinco siglos, y saberla adaptar a tiempos, personas y lugares. Dejar el colegio tal y como estaba no daba respuesta a los objetivos marcados por la Compañía de Jesús. El cambio ha sido notorio, no solo en espacios y modelo educativo, también en acompañamiento, apertura, colaboración con otras entidades. Veo con alegría un colegio que se abre a la inclusión y diversidad.
El proyecto MIRA ha recibido muchas críticas.
—MIRA es un cambio de modelo profundo y sistémico, que va mucho más allá de una modificación de espacios y colores en las aulas. Rompe con la enseñanza tradicional e implica que el alumnado sea el protagonista. Es mucho más exigente para el profesorado, más natural para alumnas y alumnos y menos fácil de supervisar para las familias, este hecho descoloca, intranquiliza. Observamos en nuestro alumnado una mayor autonomía, responsabilidad, competencia y capacidad de trabajo, sin bajar las medias en las PBAU sino todo lo contrario. ¿Qué más podemos pedir?
¿La pastoral ya no es tan importante?
—Todo lo contrario, los recursos que hemos dedicado a la Pastoral se han ido incrementando a lo largo de estos años y la Pastoral se imbrica en todos los aspectos de la vida colegial, con una proyección de compromiso y justicia social destacable.
Ha sido tachado de catalanista por sectores conservadores.
—Mi lengua materna es el catalán de Mallorca, forma parte de mi realidad familiar y social. Es mi forma natural de relacionarme y el lenguaje como cualquier medio de expresión es algo que debe tratarse con naturalidad, porque es un mecanismo de comunicación. Esto es algo que va más allá de limitaciones o imposiciones. Lo mismo ocurre con el castellano. Muy habitualmente cambiamos de una a otra lengua en medio de una conversación, tenemos la suerte de contar con esta riqueza siempre que se haga desde el respeto y la libertad. Lo importante es que utilicemos las lenguas como lo que son: herramientas de comunicación y de convivencia.
Carlos González será su sucesor.
—He tenido la oportunidad de trabajar junto a Carlos González más de doce años en el equipo directivo del colegio. Ha sabido conectar con el alumnado y familias de bachillerato, y la etapa ha crecido enormemente con su liderazgo. Es una persona cercana, conocedora de la pedagogía y espiritualidad ignaciana, con gran capacidad de comunicación y con una amplia experiencia docente universitaria. No tengo ninguna duda que su nombramiento como director titular del colegio es un acierto.
El acoso escolar se multipla. ¿Qué se puede hacer?
—Primero debemos concienciarnos que el acoso escolar es una realidad, y ponernos del lado de la persona más vulnerable, la que sufre. Establecer líneas de detección y disponer de recursos para implementarlas. Los protocolos son útiles únicamente cuando van acompañados de recursos para implementarlos.
Los profesores sufren depresión y ansiedad, que son las principales causas de bajas laborales. ¿Cómo se les puede ayudar?
—La profesión docente ha ido incrementando sus responsabilidades de forma exponencial, abarca obligaciones y exigencias que antes no se tenían, todo esto acompañado por una disminución de su reconocimiento a nivel social y de su autoridad. La sensación es que no se puede dedicar el tiempo necesario a lo nuclear de nuestra profesión, que es el acompañamiento y seguimiento personal de los alumnos. Son necesarios recursos y reconocimiento.
Usted ha luchado por los entornos seguros en el colegio.
—En todas las instituciones de la Compañía de Jesús se han establecido protocolos estrictos que se centran en la detección de situaciones de riesgo, tanto de abuso como de mal trato, con el objetivo de evitarlas.