La lluvia trastocó el normal desarrollo de la procesión del Martes Santo, aunque no consiguió que se cancelara. La Virgen Dolorosa logró ser, pese a todo, la protagonista de un desfile pasado por agua durante unos minutos, y por precaución realizó su traslado desde la Iglesia de Sant Nicolau hasta la Iglesia de la Anunciació (La Sang) por un camino más corto y cubierta con un plástico.
Por ser la única procesión del Martes Santo, agrupó en un principio a cientos de penitentes en representación de prácticamente todas las cofradías. Minutos antes de la salida, sobre las nueve de la noche –y con todas las miradas puestas en un cielo plagado de nubes–, miembros de la Real Cofradía Virgen Dolorosa, presidida por Bernat Riera –presidente de la Asociación de Cofradías de Penitentes de Palma–, así como el vicario general Toni Cañellas asistieron a la misa celebrada por el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, donde fueron bendecidos 17 nuevos integrantes.
Sin embargo, un fuerte chaparrón, acompañado de truenos, cayó una vez iniciado el desfile, lo que provocó que los otros dos pasos, el Jesús de la Humildad (Cofradía de Nuestro Padre Jesús de la Humildad y Nuestra Señora la de la Paz) y el Santo Cristo Rescatado (Cofradía de Sant Felip Neri) se plantearan supender su participación, pero como el tiempo mejoró finalmente sí desfilaron también con plásticos protegiendo algunas de las imágenes.
El empeñó por ver a la Dolorosa entrar en La Anunciació hizo que la continuidad de este paso no se discutiese en ningún momento y por eso la lluvia, que finalmente cesó, no iba a impedir que la singularidad de esta virgen, una talla de finales del siglo XIX realizada por el mallorquín Guillem Galmés, y propiedad de la familia Ferrer, lograra completar el recorrido desde Sant Nicolau, de donde salió más tarde de lo previsto, hacia las 22.25 horas, hasta La Sang, dondonde llegó poco antes de las 23.00 horas, aunque fuera con su cubierta de plástico y por un camino más corto, a través de la calle Sant Jaume, algo que también hicieron otras cofradías. Allí la esperaba el obispo Taltavull. El acompañamiento musical fue a cargo de la Banda Esencia un año más. La imagen permanecerá en La Sang hasta la procesión del Jueves Santo.