Anemoia: nostalgia por algo que no has vivido ni conocido, pero que sientes como una experiencia propia. Este concepto de reciente creación es el eje de un reportaje que cuenta cómo una parte de la sociedad mallorquina ha intentado ofrecer alternativas con la intención de tratar de reformular la identidad cultural de Mallorca, radicalmente diferente a la de hace medio siglo. Cuatro emprendedores nacidos en tres décadas diferentes narran sendas iniciativas empresariales de éxito. Ellos son: el actor Toni Gomila (Manacor, 1973), de cuya imaginación salió el monólogo teatral Acorar, todo un fenómeno socia; Jaume Vich (Palma, 1984), cofundador de la empresa de ropa y complementos Melicotó; el cocinero Santi Taura (Lloseta, 1976) ,el primer chef en conseguir una estrella Michelin gracias a un recetario esctrictamente tradicional, y el repostero Tomeu Arbona (Palma, 1962), que creó en 2010 el Fornet de la Soca, referente en la recuperación de la gastronomía histórica.
Además, el escritor Climent Picornell (Palma, 1949) reflexiona sobre un fenómeno que aúna tradición y modernidad desde una atalaya privilegiada en la que se combinan un vasto conocimiento teórico con la experimentada visión fruto de su biografía personal a través de los años. Y es verdad que como dice el refrán no hi ha temps que no torn, pero este lo hace mediante una transformación incierta y variable que nos hemos propuesto analizar. A continuación, algunas de estas claves.
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Toni Gomila: «Hay necesidad de figuras que nos identifiquen como pueblo»
1 ¿Cómo nace el proyecto? ¿Era consciente del impacto que tendría en el futuro?Acorar nació de la necesidad de crear un espectáculo que hablara de Mallorca y de los mallorquines. Cuando até cabos al relacionar que la sobrassada se volvía blanca con la pérdida de identidad y la dificultad de transimitir nuestros valores fui consciente de que lo podía tratar como un conjunto. Vi que había una metáfora muy bonita y me puse a escribir. La idea que vertebra la obra nació durante una temporada de dos meses en la que estuve viviendo y trabajando en Buenos Aires. En ese momento, estamos hablando de 2010, había allí una efervescencia patriótica muy grande y cuando volví a Mallorca recordé momentos de mi vida que había vivido en primera persona. Al comparar nuestra cultura con otras veo que nuestra tradición está interrumpida. El flamenco, por ejemplo, bebe de una tradición a la que han sabido hacer evolucionar.
2 ¿Existe un negocio alrededor de la nostalgia?
No creo que haya un negocio de la nostalgia, lo que sí existe es una necesidad de elementos que nos identifiquen como pueblo y hay alguien que los proporciona con la mejor voluntad del mundo. Si analizamos la sociedad como una economía de mercado no podrás competir nunca con los grandes centros comerciales ni las grandes superficies. Evidentemente, a mí me gustaría que la gente que adquiere estos productos a su vez se llevara todo un bagaje de conocimientos. Sí, es mucho más fácil ponerse una camiseta para decir ‘soy súper mallorquín’ que conocer la historia de las calles de Palma.
3 ¿Si Mallorca fuese como le gustaría su empresa existira?
Seguramente hubiese escrito otra cosa. El poeta de Manacor Miquel Àngel Riera escribió en su poema Mai donis per finit el temps de seduirme que: ‘sempre hi haurà un més enllà, una fita més alta cap a la qual segur que ens plourà gravitar’. Si la Mallorca que a mi me gustaría que fuese llegara a existir todavía querríamos que la Isla mejorase incluso más. Siempre habría aspectos a pulir para que esta Isla fuese todavía un lugar mejor.
4 ¿Es inevitable que proyectos así se ideologizen? ¿Qué le parece que sea así?
Acorar ha estado presente, de una manera u otra, en todos los discursos de los partidos políticos. Con unos estaré más de acuerdo y con otros, menos. En el argumentario de Vox no ha estado presente, que yo sepa. Pero sí que es verdad que hay mucha gente de este partido que está de acuerdo con el mensaje de Acorar. Sí, esto existe. He visto líderes y simpatizantes de todas las formaciones hablando bien de esta obra. Es como las camisetas, todo el mundo se las puede poner pero dices: ¿De la forma en la que tu te comportas vas de mallorquín por la vida? También he visto discursos hablando por Acorar que son totalmente lo contrario a lo que yo creo que dice el monólogo. Los discursos de los partidos son otra realidad: si esta papelera se pone de moda todos los partidos serán de esta papelera.
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Jaume Vich : «La gente nos decía: ¿por qué no lo hacéis para los turistas?»
1 ¿Cómo nace el proyecto? ¿Era consciente del impacto que tendría en el futuro?
Melicotó nace porque un grupo de amigos de toda la vida que nos dedicábamos a la ilustración nos quedamos sin trabajo a raíz de la crisis de 2008. Años más tarde con la polémica del TIL había una percepción cultural en auge y decidimos crear una campaña con imágenes relacionadas con la mallorquinidad partiendo de refranes, frases hechas... Al principio nos fijamos en empresas como Mr. Wonderful y Kukuxumuxu y vimos que a nivel local no existía nada así. Nos dimos cuenta de que existía un vació de mercado. Muchas veces las gente nos decía: ¿Cómo es que hacéis esto para gente de aquí y no para turistas? Es la mentalidad que hay aquí desde hace muchos años. Empezamos con pocos recursos, tirajes muy pequeños de camisetas y conseguimos ser my virales en Facebook. Así nació la semilla del proyecto.
2 ¿Existe un negocio alrededor de la nostalgia?
Sí, la nostalgia es un negocio clarísimo. De hecho, todo lo ‘retro’ nos evoca a un pasado mejor del que tenemos ahora. La idealización del pasado es evidente y da la idea de que cualquier pasado fue mejor. Sí que es verdad que nosotros no nos sitúamos tanto en ella, sino que cogemos lo que nos hace originales a nivel cultural y damos una visión actual. No queremos estar anclados en el pasado. Intentamos tener una base histórica y cultural para mezclar. Creemos que la cultura no es de museo, es algo vivo artísticamente y en los colegios para que sea atractiva para los jóvenes. Si tu cultura es comercialmente activa, tiene vida.
3 ¿Si Mallorca fuese como le gustaría su empresa existiría?
Posiblemente, no. Melicotó nace de un sentido de recuperación y reivindicación propia. Si Mallorca estuviera bien a nivel cultural las reivindicaciones serían otras, irían más allá. Como se trabaja tan poco en este sentido, lo poco que se hace tiene éxito y llama la atención. Tenemos una sensación de pérdida identitaria, cultural, en general. El factor comercial te da una sensación de recuperación pero evidentemente no es así. Es un premio de consolación. Estamos tan desvinculados que el día a día cultural de Palma podría ser el de cualquier ciudad de Estados Unidos. Solo nos diferencian alguna cosa concreta como las fiestas populares; por eso nos representan tanto.
4 ¿Es inevitable que proyectos así se ideologicen? ¿Qué le parece que sea así?
Nosotros nos hemos alejado del tema ideológico. Buscamos la transversalidad y que cualquier ideología tenga cabida pero es complicado por factores como el lingüístico, el identitario… Siempre habrá gente que relacione el hecho de escribir en mallorquín, por ejemplo, con que eres de un partido determinado. Hay cosas que son obvias que pueden causar controversia. Existe una ideología básica pero buscamos elementos que nos unifiquen a todos. Aquí no verás una bandera, por ejemplo. La idea es potenciar elementos que nos cohesionan porque no hay discusión que son nuestros. Punto.
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Santi Taura: «Nadie había creído en la cocina tradicional de aquí»
1 ¿Cómo nace el proyecto? ¿Era consciente del impacto que tendría en el futuro?
Siempre pienso que yo no he conseguido la estrella. Primero de todo somos un equipo. Yo interpreto este recetario pero realmente ha sido la riqueza de nuestra cocina tradicional la que ha llegado hasta aquí, cosa en la que nadie había creído nunca y nadie había intentado poner en valor. Es verdad que hay muchos restaurantes de cocina mallorquina pero no hay ninguno que tenga un somelier, una cava de vinos con caldos de aquí y 500 referencias de fuera, con un entorno y un servicio de primer nivel. A veces parece que en la cocina mallorquina de celler vale todo. Yo creía que la cocina de aquí podía llegar a estas cotas pero había que creer en ella.
2 ¿Existe un negocio alrededor de la nostalgia?
Hay cuatro sabores básicos y luego un quinto que es el umami. Pero existe un sexto y es el de las historias. Tu no te comes igual la coca de patata con chocolate que ahora sirvo de postre sin saber nada que si yo te cuento que en Palma a finales del siglo XIX había 14 fábricas de chocolate a la piedra y que en esa época se instauró en Mallorca la ‘Hora de la ensaïmada con chocolate’ en las casas señoriales. Si yo te lo explico tu piensas en lo que somos y lo que hemos perdido. Saboreas el recuerdo porque cocinamos historia.
3 ¿Si Mallorca fuese como le gustaría su empresa existiría?
La conciencia de Mallorca como pueblo ya existe, pero lo que está en un reducto. Es minoritaria, pero existe. Si no fuese así DINS no estaría vivo. Opino que como cocinero mallorquín tengo que defender lo nuestro y creo que si puedo aportar un grano de arena y alguna receta que se está perdiendo o dar a probar a alguien cosas que nunca habían probado. Yo aporto un grano de arena pero en la playa tenemos que convivir todos. Mallorca no es una casa cerrada, está abierta y siempre tiene que haber evolución.
4 ¿Es inevitable que proyectos así se ideologicen? ¿Qué le parece que sea así?
Los partidos políticos son como un equipo de fútbol: si tu naces del Barça eres del Barça toda la vida. Del Barça, del Real Madrid o del Mallorca, es lo de menos. Da igual que pierdan o hagan las cosas fatal que siempre llevarás la camiseta. Esto debería haber cambiado hace tiempo. Siempre tapas lo malo y tienes una excusa. Estamos súper retrasados en esto y tendríamos que estar dispuestos a cambiar las cosas cuando vemos que no están bien. No limpiamos el pasado. No soy radical y siempre intento ponerme en el lugar del otro.
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Tomeu Arbona : «No es una cuestión de nostalgia, sino de justicia»
1 ¿Cómo nace el proyecto? ¿Era consciente del impacto que tendría en el futuro?
Es Fornet nace del interés de poner en valor al máximo la cuina y la repostería histórica. Volver y redescubrir recetas olvidadas que nosotros considerábamos que eran de gran valor. Estaban totalmente conectadas con el paisaje y tienen un gran valor gastronómico. Nuestra gran sorpresa fue que al poco de nacer el proyecto muchos periodistas de prestigio se interesaron por este concepto. Ha sido una aportación importante por el hecho de entender la comida como cultura. No haberlo hecho hubiera sido dilapidar unos conocimientos, maneras de hacer y nombres maravillosos que tienen estos pasteles y que si no se hubieran perdido.
2 ¿Existe un negocio alrededor de la nostalgia?
No creo que sea un negocio de la nostalgia. Yo pienso que la gastronomía histórica tiene ha ser algo vivo. Para nosotros no es una cosa nostálgica, si no de poner en valor el conocimiento de nuestros antepasados. No solo de los pasteleros y pasteleras ya que han sido sobre todo ellas las grandes preservadoras del patrimonio gastronómico. Y las grandes marginadas y ocultadas. Poner en valor nuestro patrimonio culinario no es una cuestión de nostalgia, es una cuestión de justicia.
3 ¿Si Mallorca fuese como le gustaría su empresa existiría?
Si Mallorca fuese como a mí me gustaría existirían muchos Fornets de la Soca. Para mí es una pena que seamos exóticos, únicos. Pienso que así como hay cultura en la que lo propio tiene un gran valor aquí hay un gran trabajo que hacer para darle el valor que merece a nuestras cosas. Por ejemplo, es lamentable que en Palma no puedas ir a un restaurante de cocina tradicional de alta calidad. No hay una oferta popular en la que puedas comer por 30 o 40 euros o menos. Esto hará que muchísimos platos se pierdan. Por ejemplo, las sopes son un plato en vías de extinción. No existen establecimientos que ofrezcan este tipo de platos. A veces en Es Fornet preguntan por restaurantes y no sabemos qué decirles. Se me cae la cara de vergüenza.
4 ¿Es inevitable que proyectos así se ideologicen? ¿Qué le parece que sea así?
Nos tenemos que radicalizar. Sería muy fácil que Es Fornet fuese una cosa tibia. Comer es un acto político. Tenemos que crear nuevas opciones y hoy más que nunca hay que saber qué comemos, qué compramos y como hacemos las cosas. Para nosotros lo correcto es entender la gastronomía como un todo. Incluso tiene que ver con la lengua, con nuestra música, con nuestras tradiciones y los poemas de nuestros poetas. Es una manera de militar, evidentemente. No podríamos tratar la gastronomía desde otra óptica porque no nos gustan las actitudes equidistantes: o frío o caliente. Hay que coger el toro por los cuernos. Comer es una cosa muy seria.