La evocación de una época, la de la Transición que conectó el final de la dictadura con los albores la democracia y la autonomía continúo este viernes un día después de la muerte de Jeroni Albertí. Su papel determinante en la construcción del autogobierno fue reconocido de manera oficial por el Govern y su portavoz, Antoni Costa, afirmó: «Fue uno de los principales precursores de la transición democrática en Baleares, una figura capital sin la cual no se entiende la historia reciente de las Islas. El Ejecutivo acordó dos días de duelo oficial, este sábado y el domingo. El viernes por la mañana, en la antigua capilla del Conoslat de Mar, se guardó un minuto de silencio, con protagonismo exclusivo institucional, y un libro recogió las condolencias de quienes quisieron expresarlas por escrito. Lo hicieron representantes de todos los partidos que, a su vez, aprovecharon Twitter para compartirlas. El expresidente Francesc Antich fue uno de quienes estamparon su firma.
La imagen de quienes guardaron un minuto de silencio –todo el arco parlamentario– refleja dos cosas. Una, que el protagonismo de Albertí se reconoce desde todas las ideologías (hasta la portavoz del partido de la ultraderecha, Idoia Ribas, firmó) y dos, el tiempo que ha pasado. La casi totalidad de quienes este viernes estaban en la antigua capilla no habían nacido en la época fundacional de autonomía. Tampoco la presidenta balear, Marga Prohens, que nació meses antes de la aprobación del Estatut. Y, para entonces su elaboración llevaba años de recorrido. Y en todo ese recorrido, desde 1977, estuvo Jeroni Albertí. Como estuvo, entre otros, el socialista Félix Pons. El protagonismo del PP, llamado entonces AP, no fue principal porque aquel Estatut fue un mano a mano a dos (PSOE y UCD) aunque recogió aportaciones de todos los partidos. Hoy sería imposible un acuerdo como aquel, previsiblemente.
Xisco Albertí agradeció el reconocimiento público a su padre. Estuvo en el minuto de silencio junto a otros familiares. El funeral se celebrará el lunes, en Sant Francesc. Este viernes, además de los testimonios públicos, fue el de los privados. Fue en el tanatorio de Son Valentí. Desde las cuatro de la tarde pasaron por ahí representantes de diferentes ámbitos. Empresariales (Gabriel Escarrer, familiarmente vinculado con Albertí), políticos o expolíticos (el exalcalde Ramon Aguiló, que por poco no se cruzó con Santiago Coll, de UM, y con quien el PSOE le obligó a firmar un pacto del que renegó) pero también activistas de la cultura y a favor del catalán.
Es el caso de Jaume Sastre, en la órbita independentista pero que destacó la aportación de Albertí a favor de la unidad de la lengua y del compromiso con las Islas a través de lo que entonces se conocía como regionalismo. Nunca como con Albertí, de conseguir UM lo que planteaba, podría haberse construido un puente con CiU y Catalunya. Pero eso es otra historia. El entierro será este sábado en el ámbito familiar.