Síguenos F Y T L I T R

Cosmeticorexia: La hipersexualización infantil

Parece un fenómeno reciente pero los Sephora Kids llevan tiempo gestándose; cada vez más son las preadolescentes preocupadas por su piel

Ilustración de niñas que se maquillan. | TIÀ MAS

| Palma |

Mi hija tiene 10 años y cursa quinto de Primaria. El sábado pasado invitó a dormir a casa a dos amigas. Cuando me asomé a su habitación, sobre la mesa del escritorio había hasta seis botes de cosmética que alguna de ellas habría traído: crema de noche, limpiadora, hidratante, antiarrugas, para las manos, para el cuerpo...

—¿Qué es todo esto?— le pregunté en privado.
—Es para las rutinas, mamá. Todas las niñas de clase lo hacen.

Así nace este reportaje. Al buscar ‘cosmética para niñas' en Google se abre todo un mundo rosa de posibilidades. Packs de productos, estuches de maquillaje infantil... Al clicar en la pestaña de ‘Noticias' la cosa se complica: Furor por el ‘skincare': por qué es peligroso; Niñas de 10 años enganchadas a la cosmética; La cosmeticorexia: una adicción infantil. ¿Qué ha sido de la «Juventud, divino tesoro» que nos recitaba Rubén Darío, si ya ni las niñas pueden disfrutar de tener una piel libre de impurezas?

«Todo empieza mucho antes de los 10 años, desde que a los 2 se les pone la parte de arriba del bikini para ir a la piscina», explica la psicóloga experta en adolescentes, Merche Cimas. «Por una parte estamos hipersexualizando a las niñas desde que nacen y por la otra está el consumismo que hace negocio con todo», añade.

El fenómeno de la cosmeticorexia, ya se acuña con otro nombre más amable: el Sephora kids. Ambos conceptos definen, al fin y al cabo, a menores preadolescentes que consumen productos para la piel que ni siquiera son aptos para ellas. Antiarrugas, antes de las arrugas.

Y es que si por un lado hay niños que acuden de la mano de sus padres a las tiendas de cosmética movidos por publicaciones en las redes sociales; por el otro están los pequeños influencers que, auspiciados por sus padres, les incitan a que lo hagan desde sus cuentas de TikTok o Instagram.

Un buen ejemplo es el caso de Jack Bennet que a los 10 años ya revolucionó las redes con su destreza a la hora de maquillarse. Su madre le había comprado su primera paleta y se convirtió en un influencer más de la moda.

Y de aquellos polvos, estos lodos. «Hay un dato curioso con los cosméticos. Si ves los stands de maquillaje de los supermercados de hace cinco años, había poca cosa. Ahora tenemos estanterías llenas de neceseres con unicornios y gatitos con maquillaje para niñas pequeñas», explica la doctora Cimas.

Si a esta extensa oferta se le añade el vídeo viral de TikTok, «todo se amplifica», dice. Y lo que parece un problema recién salido del horno es en realidad algo que lleva años gestándose. «Yo llevo tiempo viendo a niñas hipermaquilladas en primero de ESO; o que llevan rímel en sexto de Primaria, que le compran sus familias», añade esta especialista.

Merche Cimas, psicóloga especializada en adolescentes.

Merche Cimas advierte de que la hipersexualización de las preadolescentes puede conllevar «transtornos de la alimentación porque no se ven como deberían». Por otra parte, cuando se sexualiza a una menor de por ejemplo 12 años «se atrae a niños de 16, con un nivel cognitivo muy diferente», alerta.

La psicóloga le pide a los padres que aguanten la presión social «porque los niños son frutos de una sociedad consumista y lo intentarán todo». Si bien este comportamiento no se percibe como dañino porque no se cuestiona en los adultos, puede llegar a serlo. «Les decimos que no a los porros pero les promocionamos un móvil o maquillaje», insiste.

La dermatóloga Elena Manubens añade que «el problema de la obsesión por el antiaging y el cuidarse la piel es de la sociedad de hoy en día». Y lo hace extensivo a otros muchos ámbitos. «A todos nos preocupa lo que comemos, o hacer ejercicio... Con este entorno es normal que una niña de 10 años quiera cuidarse la piel, no es nada anómalo», añade. «El problema es de dónde sacan la información».

La experta recuerda que a esta edad la piel no necesita ningún extra, «sólo debe tratarse cuando hay un problema, por ejemplo, un acné, porque sino basta con las cosas básicas: lavar la cara y protector solar». Es más, asegura la doctora Manubens que «la crema para el sol es el mejor antiaging que existe, el de mayor impacto frente al envejecimiento».

La dermatóloga Elena Manubens.

A quienes acuden a su consulta les advierte de que ponerse otro tipo de cremas sin indicar sólo podrían provocar un exceso de grasa. «La piel es diferente en función de la edad pero la joven no necesita hidratación a no ser que tenga una enfermedad», explica. «Estoy cansada de ver acné provocada por excesos de cremas hidratante eue, por cierto, no previenen las arrugas».

La psicóloga y sexóloga Susana Ivorra advierte de que este problema se convierte en una gran bola que va creciendo. «El mayor uso de estos cosméticos te mete en una rueda en la que necesitas más. Ves más videos, más contenido dirigido a cómo aplicarlo... Hasta que te obesiona. Esto afecta también a los adultos aunque de otra manera», señala.

Las rutinas cosméticas que las menores quieren hacer son ejemplos que ven en alguna parte. Si no es un vídeo, es en casa, y sino los padres tienen el papel de comprar o validar estas conductas innecesarias que «fomentan la comparación».

Entre los mayores, «es exactamente lo mismo», señala Ivorra. «Pensamos que estamos más protegidos porque entendemos cómo funcionan los filtros y las redes pero vivimos hacia afuera, hacia la aceptación de los demás», añade.

La psicóloga y sexóloga Susana Ivorra.

Esta sexóloga indica que no es sólo un tema de redes sociales, sino del auge de tratamientos cosméticos que no son intervenciones. «Todas queremos la piel o la cara de Jennifer Lopez, que tienen 50 años y seguramente no es ni como la vemos», asegura. «Hay muchos problemas de no asunción de la edad. No se comparan con sus madres sino con las famosas».

Lo más visto