El gobernador del Distrito 2203 de Rotary, José Ibáñez, que abarca la Comunidad Valenciana, Balears, Murcia, Andalucía Ceuta y Melilla, visita estos días Mallorca con el objetivo de conocer de cerca el trabajo que hacen los doce clubes que hay registrados actualmente en esta organización de servicios humanitarios. En junio de 2023 fue elegido, tras un periodo de tres años hasta ser seleccionado. Su cargo dura un año y su principal misión es visitar todos los clubes del Distrito. Mañana estará en el 25 aniversario del Club Junípero Serra, a las 20.00 horas, en el Hotel Valparaíso.
¿Cuál es su objetivo como gobernador del Distrito 2203?
—Mi objetivo es consolidar la membresía (los socios ya existentes) para que se asienten en el club en el que están y no lo dejen, pues por desconocimiento de Rotary, algunos se dan de baja. Por otro lado, mi otro gran reto es consolidar a la juventud. Somos una organización cuya media de edad está en los 60 años, en España y en el mundo. Mi intención es que entren más, para ello tenemos un comité de juventud amplio en el cual se encuentran los Rotaract, que son los clubes para jóvenes a partir de 18 años. Luego están los Interact, de 12 a 18 años. En Balears hay un club Rotaract y esperamos que nazca otro pronto y abrir, por otra parte, el primer club Interact.
¿En qué situación se encuentran los clubes de las Islas?
—En las Balears, observamos un cambio de la filosofía. Hasta ahora, estaban aislados de los de la Península, y desde mi punto de vista es importante la conectividad. Un club está formado por amigos. Esta es la base de Rotary. En el mundo, somos 1.200.000 rotarios y prima mucho la convivencia, en menor o mayor escala. Así, es importante que entre clubes haya proyectos, actividades, reuniones o colaboraciones a fin de empezar a ensanchar el horizonte de Rotary. Por eso, estoy contento que en las Islas se haya cambiado la tendencia.
¿Cuáles son los valores fundamentales?
—El compañerismo, la diversidad, la integridad, el liderazgo y el servicio. Para ser rotario, solo hay que pensar si cumplo con los valores y si soy capaz de sacrificarme por el servicio a la comunidad. No es un tema económico.
¿Lo dice por el sesgo que hay entorno a Rotary?
—Sí, se cree que somos elitistas en el sentido económico y no es así. Cualquier persona puede acceder siempre que pueda aportar estos valores. Esto sería nuestro «elitismo».
¿A usted le cambió la vida cuando entró en el Club de Jávea, por primera vez, en 1989?
—Sí. Fue una satisfacción muy grande. No tendría los amigos que tengo hoy.