Un simple recibo y dinero en mano. Así se solventaba la operación para conseguir un alquiler asequible en estas viviendas ubicadas en sótanos, aunque también las hay en locales comerciales. Muchos inquilinos guardan una libreta donde apuntan los pagos que han ido realizando mes a mes. Tras la entrega del dinero al propietario de la vivienda cada día 24, este les hacía entrega de un recibo en el que dejaba constancia en el asunto ‘alquiler habitación Joan Miró'. Después señalaba el número de la habitación en cuestión alquilada, cuyos precios oscilan entre los 240 y los 500 euros al mes.
Tras la firma del propietario y de los inquilinos aparece el nombre de una empresa. Se trata de una sociedad limitada con sede en la Isla. Los inquilinos afectados también muestran los contratos de alquiler, que hacen referencia a habitaciones. En el documento, se advierte que debe destinarse «para su uso exclusivo, no pudiendo ser destinada a un uso distinto ni ejercer en la misma actividad alguna».
El mantenimiento y las reparaciones son responsabilidad del arrendatario, «siendo de su cargo y cuenta la sustitución de bombillas, luces y demás elementos que puedan formar parte de la habitación». Por otro lado, se advierte en el contrato que «la habitación se entrega en el estado que es conocido y aceptado por el arrendatario». En uno de los contratos a los que este periódico ha tenido acceso se advierte que la fianza del alquiler asciende a la cantidad de 150 euros.