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Los robots cuidarán a los mayores y detectarán emociones y dolencias

El futuro de la asistencia social pasa por ellos; es una de las propuestas que recoge el nuevo Anuari de l'Envelliment

Una persona mayor, sola, en la calle | Efe

| Palma |

En un futuro no muy lejano, las máquinas se convertirán en las grandes aliadas de las personas mayores gracias a la interacción afectiva. La labor de los robots, capaces de detectar alteraciones emocionales o fisiológicas, podrá llegar a sustituir o complementar la asistencia social, en un contexto en el que cada vez se incrementa más la esperanza de vida.

De hecho se estima que en 2040 España encabezará este ranking mundial tras usurpar el número uno a quien los ostenta hoy en día, Japón. Las mujeres españolas en la actualidad viven de media 86 años y los hombre 81. Con este pronóstico y frente a una sociedad que avanza en nuevas tecnologías se buscan aliados en la robótica y la inteligencia artificial. Se le llama computación afectiva y se trata de que «el sistema capte las expresiones y emociones del usuario, a través de pistas fisiológicas como el pulso o la actividad de la piel para que los transmita por un dispositivo y detecte si hay necesidad de atención», explicó el catedrático del Departament de Ciències Matemàtiques i Informàtica y director de Ugivia de la UIB, Francisco José Perales.

Forma parte, junto con Eva Cerezo y Francisco Luís Gutiérrez, del proyecto PERGAMEX de juegos persuasivos, uno de los 21 capítulos recopilados en la decimosexta edición del Anuari de l'Envelliment.

La idea es ya una realidad aunque no está extendida. «Hay que pensar que en una sociedad cada vez más envejecida no habrá personas suficientes para cuidar a todo el mundo», argumentó Perales, quien garantizó que los robots convivirán y actuarán como asistentes sociales como parte del día a día.

Se parte de la idea de que cada vez más viviendas tendrán electrodomésticos con domótica y que estos dispositivos permitirán monitorizar de forma continua las actividades diarias de los inquilinos.

Una de las vertientes que el proyecto ha desarrollado pasa precisamente por asignar sensores domóticos para controlar actividades como la toma de medicamentos, alimentación o actividades de ocio y limipieza. Diversas aplicaciones permitirían que cuidadores o familiares recibieran las notificaciones asociadas a su cumplimiento. En las fases de prueba se han utilizado asistente virtuales como Alexia de Amazon que trabajaría de forma poco intrusiva. La finalidad, en cualquier caso, es enganchar a los mayores a este sistema para que ganen en calidad de vida.

«Queremos que los ordenadores se adapten a los sistemas de voz, o visuales. Que la computación afectiva capte las expresiones y emociones del usuario y si hay necesidad de atención. Que la Inteligencia Artificial sea capaz de conocer la actividad del usuario y sus posibles problemas», concluyó Perales.

La prevención

Otro de los capítulos del Anuari se centra en las consecuencias prácticas y tangibles de llevar unos hábitos de vida saludables. El catedrático de Fisiología de la UIB, Josep Antoni Tur, presentó los efectos de la oxidación y la inflamación, las palabras de moda entre los gurús del antiaging. «Todos envejeceremos, la cuestión es cómo», dijo.

Las personas mayores son más sensibles a ambos fenómenos, relacionados entre sí, y evitables con una dieta saludable «como la mediterránea de toda la vida», y actividad física moderada. Estas medidas preventivas son capaces de generar por sí sola la cantidad de antioxidantes que necesita el cuerpo y de modular las respuestas inflamatorias para que no se cronifiquen. «Hemos visto evitar un trasplante de hígado con hábitos saludables», alegó.

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