La Reial Acadèmia de Medicina recibe este jueves como Académico numerario al doctor Antonio Pareja Bezares quien impartirá un discurso sobre las Infecciones asociadas a los cuidados sanitarios Prevención y control: aislamientos. Pareja fue coordinador de la Unidad de Epidemiología y Control de Infecciones del Hospital Son Llàtzer hasta su jubilación, en septiembre de 2021. Asesoró a la exministra de Sanidad, María Luisa Carcedo y ayudó a la exdirectora general de Salut Pública, Maria Antònia Font, a enfrentarse a la pandemia. En la actualidad, colabora con la UIB dando clases en las facultades de Medicina i Infermeria.
Su conferencia se centrará en la importancia del aislamiento para controlar las infecciones.
Es que el desarrollo de los aislamientos como herramienta terapéutica data de finales del siglo XIX.
Pero tras la COVID se ha visto que tiene consecuencias a nivel de salud mental.
Los aislamientos deben utilizarse con indicaciones hechas por profesionales que sepan cuándo iniciarlos, cuándo terminarlos, y qué implica. Segregar o hacer cuarentena no es una estigmatización, debe evaluarse.
¿Estaba preparado el sistema sanitario para una pandemia?
No, porque nos dedicamos a la atención curativa. Tenemos grandes robots para cirugías experimentales, grandes tecnologías para tratamientos con sustancias biológicas… ¿Pero gente formada en salud pública para dar una respuesta? Eso no vende. No tiene una salida visual para los políticos sanitarios, ¿cómo tener rastreadores permanentemente por una posible pandemia?
Pero sí se están creando Agencias de Salud Pública.
Sí, a nivel estatal y balear pero hay que ponerlas en marcha y dotarlas de recursos y dinero, y no sé si lo llegaré a ver. En Estado Unidos están los CDC y hay que ver su estructura, son un centro de referencia con profesionales de todos los niveles.
Y ahora, ¿estamos preparados para otra pandemia?
No. Queremos borrarlo, olvidar la pesadilla a todos los niveles. No vemos que ahora que estamos a tiempo hay que ponerse las pilas en serio para que no nos pillen. Puede volver a pasar con una bacteria, un virus o con un tóxico químico pero políticamente no vende porque hay que invertir mucho, hacerlo a largo plazo, y sin visibilizar.
¿Cómo sería la estructura?
Con una salud pública potente, con recursos humanos preparados y formados. Cuando llegó la pandemia surgieron los expertos sin experiencia. Había gente que pontificaba y no sabía ni si era un virus con estructura ADN o RNA. No teníamos a personas suficientes preparadas para dar respuesta. Se formaron en ocho horas a rastreadores, cuando había que hacerlo con años de anticipación. Hay que tener un pool de gente formada e ir actualizándola. Y no improvisar. Hay que crear estructuras estables y formadas para despertarlas cuando se necesiten.
¿Hemos aprendido?
Sólo los que formaron parte de ella. Las administraciones deben implicarse en tener una estructura con recursos humanos y materiales perfectamente engrasada y bien dotada.
¿Hay que estudiar las pandemias en Facultades?
Se estudian pero no es una rama de la Medicina muy atractiva para los médicos. La salud pública no es para ganar dinero es una labor más comunitaria y no genera una atracción especial. Yo colaboro con la UIB e imparto algunas horas.
Las medidas de prevención de las que habla no son nuevas.
Son de hace un siglo. En mi formación influyó mucho John Snow que en 1850, durante un brote de cólera en Londres, controló la epidemia analizando los casos en función del tiempo, cuándo aparecen, cómo evoluciona y pintando las muertes en un mapa, con las características de cada persona. Construyó un informe de transmisión y estableció el origen en una bomba de agua contaminada. En una semana dejó de haber casos, es uno de los padres de la epidemiología moderna. Yo quería hacer lo de este hombre.
¿Está a favor de contar casos?
A favor del rastreo real, que se hace caminando. No puedo preguntar por teléfono y, si hay un caso, decirle que no salga de la habitación. Hay que ir casa por casa, no sólo viendo números teóricos, y a partir de ahí aislar o no un barrio. Cuando se hizo aquí seguía habiendo movilidad y era muy poco efectivo.
¿El aislamiento también sirve frente la bacteria ‘Staphylococcus aureus', resistente a la meticilina (SARM) y muy presente en ambientes hospitalarios?
Las precauciones estándar son las más importantes en los cuidados de ámbito sanitario donde las infecciones por esta bacteria son el efecto adverso más frecuente. A veces basta con un aislamiento, ponerse guantes, lavarse las manos o usar una pantalla facial. Con esto nunca llegaré a cero infecciones pero sí al mínimo irreductible, que es el más bajo. Hay que conseguirlo.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de bacterias multirresistentes?
Son bacterias que, por el uso inadecuado de los antimicrobianos se vuelven resistentes. Pueden ser multirresistentes, con resistencia extrema o panresistentes. En este último caso, o no hay respuesta para tratar al paciente o se aumenta la dosis hasta niveles tóxicos para que sean efectivos. De ahí la importancia de manejar los antibióticos bien.
En los últimos años se ha reducido su uso.
Se trabaja mucho. En mi época la gente se tomaba clamoxyl por un dolor de muela, como si fuera un analgésico.