Por los pelos, Andrea Aranda, de 22 años, no lo cuenta. Es una de las turistas que ha vivido in situ el terremoto en Marruecos. Se encontraba en la medina de Marrakech, sobre las once de la noche el día 8 de septiembre.
Ella y otros cinco amigos más, todos menorquines, iban a comprar algunos regalos en una conocida farmacia natural que le habían recomendado la misma mañana. «Estábamos todos en el piso de arriba cuando, de repente, todo empezó a tambalear. Sentimos mucho miedo. Un dijo que qué diablos era esto. Bajamos, rápido, por las escaleras pero del movimiento todos nos caímos. La puerta principal quedó totalmente tapada por los escombros. Pero la tienda contaba con una salida de emergencia, y tras varios intentos para abrirla, pudimos salir», rememora Andrea, quien asegura que, por suerte, «nadie sufrió heridas».
El golpe más duro, sin embargo, no fue ese. Andrea Aranda cuenta que está viva por una cuestión de minutos. Porque antes de entrar en la farmacia, tenía pensado pasar primero por el local de al lado, una pequeña tienda de repostería, y comprar algún dulce. Los dueños le insistieron que se quedara. «Yo les dije que me estaban esperando en la farmacia, que luego me pasaría», les prometió. Pero no volvió.
Porque el pequeño negocio de dulces quedó totalmente destruido por el seísmo. «Fue cuestión de minutos. Llego a estar ahí y se me hubiese caído todo encima. Yo creo que a los dueños les pasó algo...», dice, muy consternada, durante la entrevista. A este traumático suceso se sumó todo lo que vio a continuación: «Lo más impactante fue ver gente, sobre todo niños, llorando por las calles y corriendo». Esa noche no durmieron y esperaron en la calle de su hotel a que se hiciera de día. En la mañana del sábado, tenían que regresar a Tánger con el coche alquilado que habían dejado aparcado cerca del centro de Marrakech. Por suerte, pudieron llegar a tiempo y coger el avión.
Solidaridad
Desde que Andrea llegó a Menorca, no ha dejado de moverse para recaudar donaciones para las familias afectadas por el terremoto. Se puso en contacto con la Fundación EuroÁfrica, quien está organizando en estos momentos los envíos al país marroquí. «Hago un llamamiento a los menorquines que puedan donar ropa, material sanitario u otras cosas necesarias», avisa.
Ayer por la noche se hizo el primer envío de las donaciones depositadas en Jardins de Tramuntana en un vuelo que partió esta madrugada desde Palma a Tánger. Un voluntario voló con todas las cajas, que suman cuatro toneladas. Es el primer envío que se hace desde Mallorca y se espera que haya varios más durante el mes. Una vez llegue todo a Marrakech, la Asociación Koulna Maak gestionará la entrega.