El uso del botox se ha incrementado tanto que se ha convertido en uno de los tratamientos estéticos más habituales. Sin embargo, muchas personas desconocen que es un medicamento que cumple funciones muy importantes en materia sanitaria. El experto en Salud Pública y Medicina Preventiva, Joan Carles March, explica que «la toxina botulínica afecta a los nervios (neurotoxina) y es producida por una bacteria llamada Clostridium botulinum, que es la responsable de una enfermedad llamada botulismo. El uso más frecuente de estas inyecciones es relajar temporalmente los músculos faciales que causan arrugas en la frente y alrededor de los ojos».
En este sentido, expone que «al inyectar botox en la piel, éste relaja las fibras de los músculos para disminuir su potencia de contracción. Esto hace que la comunicación con los nervios se corte, de forma que acaba originando una parálisis al no recibir órdenes. Por este motivo, se suele utilizar en cosmética para frenar la aparición de las arrugas». Entre sus principales ventajas destacan que no requiere cirugía, se puede aplicar en cualquier momento, es indolora, sus efectos son inmediatos y muy rara vez produce efectos adversos. Se suele aplicar en el entrecejo, la frente, el perímetro de la boca y a los lados de los ojos. La duración media de un tratamiento oscila entre los cuatro y los seis meses. Sin embargo, March subraya el papel de la toxina botulínica en la medicina, al margen de su faceta estética. En este punto, enumera 19 patologías en las que se emplean las inyecciones de botox para mejorar la salud de los afectados:
1. Distonía cervical. «Este trastorno es doloroso, ya que los músculos del cuello se contraen de manera involuntaria, lo que hace que la cabeza se tuerza (torticolis) o gire a una posición incómoda».
2. Ojo vago. «La causa más frecuente de la ambliopía es un desequilibrio en los músculos que son responsables por poner el ojo en posición».
3. Contracturas musculares. «Algunos trastornos neurológicos, como la parálisis cerebral, pueden hacer que las extremidades se vuelvan hacia el centro del cuerpo. En algunos casos, estos músculos contraídos se pueden relajar con inyecciones de botox».
4. Hiperhidrosis. «Se caracteriza por una sudoración excesiva incluso cuando la temperatura no es alta y no se está haciendo ningún esfuerzo tanto en axilas, palmas de las manos y plantas de los pies».
5. Migraña crónica. «Si experimentas migrañas más de 15 días al mes, las inyecciones de botox pueden ayudar a reducir la frecuencia de los dolores de cabeza. Permite reducir la intensidad y frecuencia de las migrañas en un 44 % de los pacientes al bloquear la musculatura que se encuentra rodeando la salida de algunas ramas de los nervios trigémino y occipital, de forma que estos dejan de estar irritados y, así, se reduce el dolor».
6. Disfunción de la vejiga. «La toxina botulínica puede ayudar a reducir la incontinencia urinaria provocada por una vejiga hiperactiva y también para la incontinencia urinaria en parapléjicos o pacientes con algunas otras enfermedades».
7. Pulsaciones oculares o blefarospasmo. «Las inyecciones de botox pueden ayudar a aliviar las contracturas o las pulsaciones de los músculos que se encuentran alrededor de los ojos que hacen que una persona abra y cierre involuntariamente los ojos».
8. Estrabismo. «Sin necesidad de tener que acudir a la cirugía, se puede solucionar en un 70 % de los casos. No obstante, el éxito del tratamiento dependerá de que éste se realice lo antes posible. Además, se sabe que el botox resulta especialmente eficaz en casos de estrabismo infantil y horizontal».
9. Espasticidad o rigidez. «La toxina botulínica es útil para las personas que tiene dolorosas contracciones en los músculos de la manos, antebrazos y brazos, ya que al reducir las complicaciones relacionadas a la hipertonía o espasticidad la reducción de la hipertonía facilita la movilización y evita posturas anormales que predisponen a complicaciones generadas por las deformidades articulares. Por otra parte, mejora la visco elasticidad a nivel del músculo, se reducen las alteraciones óseas, articulares y la compresión de los nervios periféricos. Gracias a esto, el dolor se alivia, contribuyendo con todos estos efectos a una mejor calidad de vida del paciente y disminución de la carga al cuidador».
11. Sialorrea, es decir, excesiva producción de saliva.
12. Bruxismo. «Puede estar provocado por factores funcionales, como una mala mordida; o emocionales, como estrés, ansiedad o depresión. El botox, al ser un potente relajante muscular local, que relaja los músculos masticadores afectados -sin provocar los efectos secundarios propios de otros relajantes musculares-, no afectada a la reducción de reflejos».
13. Rosácea. «Es una enfermedad crónica que afecta a la piel, sobre todo al rostro, y en concreto, a las mejillas. Aparece enrojecimiento de la zona y, a veces, incluso granos e inflamación. Para estos casos, el tratamiento de la rosácea suele ser multifactorial; la toxina botulínica es aplicada en pequeñas inyecciones en la zona, demostrando mejorar la patología notablemente».
14. Cicatrices queloides. «Son cicatrices hipertrofiadas y bastante antiestéticas; en el tratamiento pueden combinarse distintas técnicas, entre ellas, la infiltración de botox en la cicatriz».
15. Hemiespasmo facial o parálisis facial. «En la parálisis facial periférica la toxina botulínica está especialmente indicada en la etapa aguda, para el manejo precoz de complicaciones tempranas, al permitir evitar o aminorar estas secuelas. La toxina botulínica es la mejor alternativa en el tratamiento de secuelas y complicaciones con beneficios estéticos y en la calidad de vida».
16. Daño cerebral adquirido. «La inyección intramuscular de toxina botulínica en adultos con daño cerebral adquirido reduce la espasticidad, aumenta el rango de movimiento, reduce el dolor asociado a la extremidad espástica, disminuye el uso de órtesis y tiene nivel de evidencia en espasticidad a nivel de extremidades inferiores».
17. Parkinson. «En un estudio reciente del manejo del temblor focal de la extremidad superior en la enfermedad de Parkinson se demuestra que la inyección de toxina botulínica es una opción terapéutica válida».
18. Síndromes dolorosos. «La toxina Botulinica se usa para el tratamiento de varios síndromes dolorosos, como el dolor míofascial, el dolor lumbar crónico, la cefalea tensional y últimamente se ha incluido el dolor de origen neuropático».
19. Fascitis plantar. «En estudios de doble ciego se ha demostrado la reducción del dolor y mejoría de la función después de tres a ocho semanas de tratamiento con toxina botulínica».
El experto en Salud Pública y Medicina Preventiva destaca que «sus usos son masivos, incluso sirve para disminuir el ladrido de los perros». Para concluir, asegura que «las inyecciones de botox suelen ser seguras cuando están bajo el cuidado de un médico acreditado y con experiencia. Un empleo inadecuado del botox puede empeorar el estado del paciente y de su patología».