Propietarios de varios pisos que alquilan habitaciones a inmigrantes cobran hasta 500 euros por persona para permitir que se empadronen en el domicilio. Fijan un precio así de alto en algunos casos si quieren conseguir los documentos de la vivienda pertinente para presentarlos al Ajuntament de Palma y poder registrarse. Esta es la práctica que ha proliferado en los últimos meses en el centro de Ciutat y que lleva denunciando la Plataforma de la Inmigración en Balears y varias ONG's.
Es el modus operandi más rápido para ganar dinero «a través de la desesperación de familias que llegan a la Isla en busca de vivienda y trabajo y no encuentran nada». La miembro de la Plataforma, y secretaria a su vez de la Asociación de Dominicanos de Balears, Carolina Mateo, asegura que «han aumentado los afectados y el Ajuntament de Palma tiene constancia de ello».
La falta de alquileres asequibles ha hecho florecer una estrategia para ganar dinero fácil y sin que resuene mucho, ya que el empadronamiento es un documento fundamental para las personas que llegan a Baleares que les permite acceder a las necesidades básicas, como es el Sistema de Salud. Desde la Plataforma constatan que «en la última semana hemos registrado más de 30 citas en Cort para que hagan inspecciones en los domicilios», menciona Carolina.
«Yo vivo en un piso donde hay ocho habitaciones y baño y cocina comunitaria. Es una de las plantas bajas que tiene un propietario, que trabaja para el Cuerpo de Seguridad, que se dedica a alquilar vivienda de este tipo. Me consta que muchos compañeros, todos inmigrantes, le han pagado dinero para que pudiesen empadronarse en el inmueble», confiesa un inquilino, quien prefiere mantener su anonimato por miedo a represalias.
Este hombre, desde la sombra, intenta ayudar a los inquilinos a denunciar esta práctica y a decirles que no paguen. Para ello, tramita las quejas al Ajuntament de Palma para solicitar una inspección municipal, recursos que, desgraciadamente, tarda tiempo en aprobarse, por lo que muchas personas se encuentran desamparados mientras esperan la resolución y posterior empadronamiento.
Inquilinos que subaquilan
La Plataforma no solo señala a propietarios, sino a inquilinos inmigrantes que se suman a esta ilegalidad. «Hemos detectado muchos arrendatarios que subalquilan su casa o habitación a otros inmigrantes, y además de pedir una mensualidad también le exigen un dinero para que puedan empadronarse en esa vivienda», denuncia Carolina, que lamenta que sean inmigrantes alquilados que se aprovechen de otros recién llegados.
Sin duda, son conscientes que se aprovechan de la desesperación: «Sabemos de familias que están al límite porque llegan a Palma y no saben a dónde ir, ya que los alquileres, por sí, son altísimos. Se tienen que ir muchas personas a una misma habitación y convivir así es muy duro».