Santi Taura ha anunciado este martes en Instagram que cierra uno de sus restaurantes. En concreto, Cor, ubicado en el centro de Palma. El prestigioso cocinero ha justificado este decisión porque «la apertura de otros negocios propios y la situación actual de la hostelería, hacen que decidamos invertir nuestras fuerzas y recursos humanos en otras unidades del grupo y en otro proyecto que tenemos en mente…».
Taura ha recordado que Cor «nació en agosto del 2019, con la ilusión e intención de ofrecer una propuesta informal y de calidad a base de tapas y raciones». En este sentido, ha reconocido que «nuestros comienzos fueron difíciles, un inesperado gran interés inicial junto a varias dificultades en las primeras semanas hicieron que nos desbordáramos en algún momento hasta que poco a poco nos fuimos sintiendo más cómodos y haciéndonos al lugar, afinando el equipo, la oferta y horarios según demanda».
Sin embargo, ha precisado que cuando llegó la pandemia de la COVID-19, «la juventud del proyecto imposibilitó que Cor se pudiera beneficiar, aparte de los ERTE, de las ayudas que recibió la hostelería, añadiendo más dificultad a la situación». Pese a ello, «decidimos seguir adelante, trabajando en el local, en la oferta y en nuestro equipo».
El conocido chef ha querido «agradecer a todas las personas que han formado parte del equipo de Cor estos años, su tiempo y predisposición; especialmente al equipo actual, del cual nos sentimos muy orgullosos». También ha expresado su agradecimiento a «la dirección, reservas, administración y a todos los que formáis parte del grupo Santi Taura vuestro tiempo y cariño invertidos en Cor. y lo más importante, a lOs que en algún momento habéis depositado vuestra confianza en nosotros, nos sentimos muy afortunados por ello».
Sinceramente yo estoy cansado de tanta tonteria, tanto plato grande con racion minuscula. En enero estuve en Malaga y alguien me recomendo ir a Pedregalejo, habian unos 10 chiringuitos espeteros de los de antes, comimos super bien por precios que aqui ya no existen, nos trataron de maravilla y ademas a unos 100 metros habia una tirada de bares con terraza llenos de gente para tomas unas copas al atardecer. A mi vuelta fuimos a comer a Santa Catalina, entramos a las 20:00 y ya nos dijeron que a las 22:00 habia otra reserva. Raciones pequeñas y caras. En fin, me hizo sentir nostalgia de aquellos tiempos en Mallorca.