El avance de la temporada cicloturístoca con la llegada de numerosos visitantes de este perfil ya desde el mes de abril ratifica la recuperación total del sector y su consolidación como puntal dentro de la oferta. Su impacto económico resulta evidente para la industria hotelera y de servicios, y las previsiones fijadas por hoteleros e instituciones parece que van camino de cumplirse y superarse tras meses de actividad que arrancaron finalizado el pasado verano.
Porque la temporada cicloturística como tal se extiende desde octubre hasta abril o principios de mayo, cuando la planta hotelera ya funciona con altas capacidades, siendo el invierno el tramo en el que los establecimientos más especializados y enfocados a esas fechas funcionan de la mano de particulares o equipos profesionales o amateurs que ruedan por Mallorca. Un sector este último que perdió fuelle a raíz de la pandemia, ganando terreno destinos como Alicante y Canarias.
Las estimaciones de hoteleros, touroperadores y Consell sitúan en más de 200.000 los cicloturistas que habrán visitado Mallorca durante la temporada que emboca su tramo final, con un impacto económico que superará los 300 millones de euros, una cifra que comprende todos los servicios que disfrutan. Desde los hoteles hasta la oferta complementaria en forma de restauración, transportes e incluso establecimientos especializados en ciclismo, otros de los grandes beneficiados por estos visitantes.
De media, este perfil de visitante suele contratar una semana de alojamiento, aunque la oferta particular y en hoteles de interior se ha sumado a la tradicional en establecimientos ubicados en zonas de playa, especialmente en el norte de Mallorca. Suelen alojarse en régimen de media pensión y el gasto que realizan supera los 500 euros de promedio por persona, destacando que suelen ser grupos o vienen acompañados de sus parejas o familiares.