Claudia Inostroza Núñez es chilena, de Santiago. Reside en Palma desde 2002, lo que significó un cambio en su vida. Allí trabajaba en una notaría y aquí como terapeuta sexual holística.
- ¿Cómo adquirió los conocimientos?
- A través de videoconferencias que daba la doctora Santini, fundadora de la escuela que lleva su nombre, y que por entonces vivía en Palma, por lo que pude también ir a su taller donde recibí toda la información para hacer un doctorado, de dos años de duración, sobre esta materia. Empecé a dedicarme a ello a partir del 2020, dando masajes y terapia, además de charlas grupales. Todo en mi domicilio, a donde acuden las personas que tiene problemas. Primero lo suelen hacer individualmente, incluso siendo pareja, muchos de ellos como teniendo vergüenza de lo que les pasa, por lo que se esconden, luego vuelven en pareja. Recuerdo que las primeras que me visitaron fueron mujeres, que fueron iniciándose en una nueva sexualidad, que nada tiene que ver con la que practicaban ellos.
- ¿A qué se refiere?
- A la sexualidad holística, oriental, totalmente distinta a la tradicional u occidental, heredada de la religión y de las enseñanzas en los colegios, una sexualidad llena de tabúes, en las que nada, o casi nada, se explica, lo que, a la larga, se traduce en problemas a causa del miedo, la tristeza. Si somos primerizos, nos crea una rigidez y una preocupación porque ¿qué pasa si no hay orgasmo? ¡Cómo si el orgasmo lo significara todo en una relación! Realmente hay otras formas a través de los sentidos, que te hacen disfrutar de ella, pero que tú desconoces, porque solo piensas que todo es el orgasmo.
-¿Cómo podemos solucionar este problema?
-De forma diferente a cómo lo hacemos ahora todos los que no dejamos llevar por la sexualidad tradicional, y que no es otra que encontrar la respuesta en lo emocional. Por ello, y ante todo, busco el encuentro de los cuerpos sin pensar en el orgasmo, y lo hago a base de caricias, besos, abrazos, masajes en la zona genital, lo cual activa el placer que te llevará al orgasmo.
-¿Habla usted de masajes en las zonas genitales durante el acto?
-Durante y antes. Y tanto ella como él. Masajes cuando te duchas, por ejemplo, o cuando haces el amor, él a ella, y ella a él, masaje que también retardan la eyaculación, ya que las partes genitales albergan la energía vital del hombre, el semen, que se aviva a medida de qué sus componentes más principales, los espermatozoides, están activos . Por ello los masajes van bien, mantienen vivo el deseo, activando la reconexión de la pareja.
-Tal vez otro de los elementos que pudieran influir positivamente a la hora de mantener una buena relación, sería conocerse mejor a si mismo, ¿no? Seguramente, este, podría ser el punto de partida para una buena relación sexual.
-Por supuesto que sí, cosa que ahora, en líneas generales, no sucede. Todo debido a la mala y escasa información sexual recibida durante años en Occidente. La mujer, en general, sabe que tiene un orificio por el cual el hombre introduce su miembro, con lo cual se llega al orgasmo. Y este, lo mismo: su miembro debe de ser introducido en el orificio de ella con la misma intención. ¿Y qué sucede? Pues que, por norma general , ante la ausencia de caricias, besos, susurros al oído, masajes, ... él, generalmente, llega y ella no. Cosa que no sucedería si tanto ella como él también conocieran mejor su cuerpo y más concretamente sus zonas eróticas, cosa que en Oriente no sucede, ya que se estimula ese conocimiento, empezando por la familia y siguiendo por la escuela. En cambio, en Occidente ¿cuántos padres hablan a sus hijos de sexo? ¿Cómo es la enseñanza sexual en los colegios? Si no hay conexión padres-colegios, falla todo lo demás.
-Entonces, ¿qué solución hay a esto?
-Pues solo una: conocer su cuerpo, sobre todo su zona genital. El hombre tiene más posibilidades, porque esa zona es externa, por lo cual, palpándosela, masajeándosela, llegará a descubrir sus partes más sensibles. En cambio, la mujer, aparte de que esa zona es interna, no la ve. Al estar entre sus piernas, está fuera de su visión. ¿Qué hacer, pues? ¡Hacer uso de un espejo! Se sentará sobre la cama, abrirá las piernas, colocará el espejo entre ellas y mirará, luego se palpará a fin de ir descubriendo los puntos más placenteros que hay en ella, y también los que no lo son. A partir de ahí, tanto ella como él verán que el placer no empieza y termina con la penetración, sino que hay muchas zonas que te ayudarán a que la relación sea más completa y se prolongue más tiempo. Aparte de que si conoces tu cuerpo, también evitarás la eyaculación precoz.
-¿Qué más se ha detener en cuenta a la hora de una relación sexual?
-Entre otras cosas, saber que la mujer tarda más en excitarse que el hombre. Ella tarda entre 15 y 20 minutos, él enseguida. ¿Por qué? Porque el hombre se excita con la vista y el tacto, mientras que la mujer la excitación le llega a través de la palabra, el oído y el tacto. Es decir, que mientras el hombre se pone a poco de verla, a la mujer le gusta que le susurren, la acaricien, la mimen, …También hay que decir que bastantes hombres no saben acariciar vaginalmente. Todo porque el hombre, cuando está excitado, cree que todo ha de ser rápido, un aquí te pillo y aquí te mato. Cosa que también cree que es igual en la mujer, que es más lenta, que necesita más tiempo, que por encima de todo requiere mimos. Por otra parte…
-¿Qué?
-Si él lo consigue y ella no, seguramente ella pensará que si el no llega es porque, o «no me quiere como antes», o porque tiene otra mujer. Y viceversa. Cuando, realmente, el llegar o no llegar depende de una buena preparación, que empieza, repito, por conocerse a si mismo, y sobre todo conocer su cuerpo y muy especialmente la zona genital. Por eso, antes de empezar a pensar en que si ya no me quiere, o si a mis espaldas - y probablemente a discutir- sobre tiene otra/otro-, lo suyo es que en vez de pensar, se sienten, lo hablen y busquen una solución. Y si no la encuentran, acudan al terapeuta o alguien que les pueda ayudar a resolver este problema.