Las grandes cadenas hoteleras mallorquinas han logrado recuperarse de la crisis pandémica con un volumen de ingresos que en 2022 ha duplicado las cifras del año anterior e incluso en algunos casos ha llegado a superar las de 2019. La vocación de contención del gasto, asimismo, ha resultado clave para aumentar la rentabilidad en un año que empezó marcado todavía por la COVID (la variante ómicron frenó las expectativas nada más arrancar el primer trimestre) y por el estallido de la guerra en Ucrania.
Ninguno de estos factores, sin embargo, pudo evitar que 2022 acabara siendo un año exitoso para la flor y nata de la hostelería mallorquina, beneficiada por un irrefrenable deseo de viajar de los consumidores que terminó por sobrepasar sus expectativas. Así ha sido para Riu, cuyos ingresos en el pasado ejercicio alcanzaron los 2.905 millones de euros, un 111 % más que en 2021 y un 30 % por encima de 2019. La cadena cerró el año con 96 hoteles y 49.273 habitaciones en todo el mundo que ha mantenido operativas a través de una plantilla de 34.215 trabajadores.
Presupuestos pandémicos
Según explicó el CEO de la compañía, Luis Riu, la temporada ha resultado muy rentable gracias a que los presupuestos de 2022 –diseñados específicamente para minimizar el impacto de la pandemia cuando ésta todavía mantenía un cierto nivel de imprevisibilidad– «estaban regidos por una contención en el gasto». El otro factor clave ha sido la explosión de la demanda, «tan fuerte que nos ha permitido no recurrir a ofertas para completar las ocupaciones». Efectivamente, la andanada de tijeretazos y paquetes de oferta de 2020 y 2021 pasó a la historia el año pasado, con unas tarifas que a nivel general han sido muy superiores a las prepandémicas. Prueba de ello ha sido, sin ir más lejos, el incremento de precios y del gasto turístico en Balears con respecto a 2019 (17.123 millones de euros, 800 millones más que entonces).
No obstante, Riu vaticina que el halo de incertidumbre –otra vez– que envuelve el próximo ejercicio de 2023 motivará, «muy probablemente», el regreso de las ofertas y la consolidación de las reservas de último minuto. Barceló ha arrancado el año con unas expectativas más optimistas. La cadena espera marcar un «récord histórico» de facturación en 2023, en palabras del propio consejero delegado de la compañía, Raúl González. Esa es al menos la previsión tras las cifras de 2022: un 104 % más de ingresos que en 2021 (un 74 % solo en hoteles) y también por encima de 2019, aunque todavía no ha precisado esas cifras a la espera de la publicación de sus cuentas anuales.
En el caso de Meliá, también a la espera de cerrar las cuentas del último trimestre, los resultados hasta octubre reflejaban un beneficio más de 50 millones de euros. El aumento de dichos beneficios con respecto a 2021 es del 132 %, mientras que el de los ingresos –1.273,4 millones de euros– llega al 145 %. Con todo, la cadena en ese momento todavía se encontraba con unos ingresos un -8,1 % por debajo de 2019.
La hotelera resalta especialmente los buenos resultados del tercer trimestre (que sirvió de contrapeso para un muy flojo primer trimestre lastrado por ómicron), con un incremento del precio medio del 30 % respecto a 2019. Los costes de explotación, asimismo, han sido inferiores a los de la prepandemia (-6,4 %). De nuevo, el buen comportamiento de los mercados emisores ha sido clave para que los precios medios hayan podido ser muy superiores a los del pasado año. Entre enero y septiembre el precio medio por habitación disponible rozó los 90 euros, lo que supone casi el doble que en el mismo periodo del año anterior.
La compañía de Gabriel Escarrer ha podido contener el incremento de los costes gracias a una estrategia de ahorro que ha tenido uno de sus principales puntales en las negociaciones con los proveedores energéticos. La hotelera logró una rebaja de la factura eléctrica que ha suavizado considerablemente los efectos de la inflación en ese apartado concreto. Las previsiones para el último trimestre eran hasta su finalización bastante positivas, «sin detectar hasta el momento impactos derivados del temor a una recesión». Para Meliá, el empuje de esos últimos meses se ha sustentado, en gran medida, en el turismo de congresos y eventos (MICE por su acrónimo en inglés) en las grandes ciudades.
Por lo que respecta a Iberostar, la compañía de Miquel Fluxá, dejó de publicar información sobre sus finanzas en los años de la pandemia, por lo menos por lo que respecta a su matriz. No es el caso de World2Meet, la división de viajes de Grupo Iberostar: el turoperador cerró el año con una facturación de 1.420 millones de euros, por encima de los 1.120 millones fijados como objetivo aunque sin beneficios brutos. Su consejero delegado, Gabriel M. Subías, asegura que el plan de cara a 2023 es minimizar la repercusión del incremento de los costes para alcanzar los 1.860 millones de euros en ingresos.
Punto de vista
Normal, todo muy normal
Germà VentayolA nadie debe extrañar que las grandes cadenas hoteleras hayan logrado unos balances extraordinarios en el ejercicio de 2022, un año turístico excepcional que ha servido para que las Islas hayan podido dejar atrás los efectos de la crisis provocada por la pandemia. Seguro que algunos lamentarán estos buenos resultados, pero gracias a este vigor económico el pasado verano se rozó la ocupación total; un dato que alivió la situación de muchas familias. Generar trabajo reparte riqueza.