Rotura de rótula, contusiones por todo el cuerpo, una visita al quirófano, rehabilitación en stand by hasta recuperarse del todo y seis meses de baja. Este es el resultado del accidente que sufrió el alemán Richard Josef Siebel, residente en Palma, el pasado 25 de septiembre, cuando circulaba a las 14.15 horas con su patinete eléctrico por el carril bici de la calle Bartomeu Rosselló-Porcel. A la altura de la calle de Pere Sureda un coche no miró al girar y le atropelló. Siebel asegura que si no llega a tener los reflejos suficientes, hubiera terminado muerto debajo del vehículo. Ahí comenzó su calvario.
«Sé que el coche era tipo SUV de color blanco. No pude quedarme con ningún número de la matrícula. Tenía el susto en el cuerpo. Recuerdo que descendió del coche una pareja y que la mujer, muy nerviosa, era la conductora, no paraba de repetir que no me había visto», apunta el accidentado, al tiempo que señala que había muchos testigos. El copiloto fue a aparcar y trajo consigo a un médico amigo suyo que confirmó que tenía la pierna rota y había que llamar a la ambulancia. «Ni siquiera sé si fueron ellos los que llamaron al 112, lo que tengo claro es que la Policía no se presentó en el lugar del accidente, al menos hasta que me trasladaron al hospital», apostilla Siebel.
Tras el diagnóstico, fue operado el 3 de octubre a través de su seguro privado en la Clínica Rotger, mientras esperaba que las autoridades se pusieran en contacto con él. Cuál ha sido su sorpresa cuando ha descubierto que la Policía solo tiene constancia de un accidente acaecido a la misma hora, en el mismo lugar, pero según la comisaría de San Fernando, el golpe se produjo entre dos patinetes eléctricos. «Eso no es verdad. A mí me atropelló un coche grande que no controló que no circulaban vehículos de movilidad personal al girar. Había unas diez personas en la calle, gente en las ventanas mirando y sospecho que la pareja vive muy cerca del lugar», denuncia Richard.
En este sentido, ha puesto su caso en manos de una abogada. El 112 se escuda en la ley de protección de datos para no facilitar el teléfono de la persona que llamó a la ambulancia, y la Policía Local aduce que no tiene constancia del siniestro. «Es lamentable que se pasen la bola entre unos y otros para no solucionar nada. Sin identificar a la conductora, estoy atado de pies y manos. No puedo hacer nada», denuncia. Mientras no tenga la información, todo el tratamiento se carga a su seguro privado, por eso espera solucionar esta situación con la máxima celeridad.
«He colgado cientos de carteles en la zona buscando a los testigos. Pero he detectado que alguien los arranca cada noche. No sé quién lo está haciendo. Pero nadie ha contestado a mi mensaje de auxilio. Espero que no sea la pareja que chocó conmigo, parecían buena gente. A lo mejor, simplemente, están esperando que alguien les llame para arreglar los papeles», dice el alemán esperanzado, que ha tomado la decisión de aparcar su patinete eléctrico sine die y desplazarse andando o en autobús.