Hay muchas claves para entender cómo es posible que lo que no rompió el desdoblamiento a Campos los puede llegar a romper el patrocinio al Real Mallorca camuflado, por cierto, de campaña de promoción turística, cambios en el PSIB mediante. Una de las más importantes es que este Més no es el que firmó el pacto en 2019. Hay otro Més al mando, con un gen pesemero dominante, que busca expiar los pecados del pasado y recuperar los votos perdidos en las anteriores elecciones. El nuevo líder de la formación, Lluís Apesteguia, ganó las primarias del partido porque supo recoger la incomodidad y la sensación de agravio de ese Més con el Pacto que se firmó en 2019. Considera que el gran beneficiado por la negociación del acuerdo fue el PSIBy sostiene que su formación está infrarrepresentada.
Este nuevo partido, que bebe del viejo PSM, anhela, en el fondo, la ruptura para poder situarse en un campo difuso entre el Govern y la oposición, que es el papel que ahora juega Més per Menorca. Romper el acuerdo en el Consell sería una de las opciones que provoca un menor daño colateral porque, pese a su importancia competencial, poco trasciende del peso de esta institución. Puede crear tensiones con Catalina Cladera, con la que hay discrepancias políticas y fuerte malestar por los últimos nombramientos, pero a la vez puede decir que mantiene su apoyo a Francina Armengol. Con esta estrategia, podría buscar marcar perfil frente al PSIB mientras, al mismo tiempo, vende estabilidad en el Govern.
Que las discrepancias queden en el Consell y no contagien al resto de instituciones liberarían a la formación de Lluís Apesteguia de apoyar unos presupuestos en los que habrá dinero para promoción turística porque es el Consell, y no el Govern, quien tiene ahora estas competencias. Pero ojo, porque Alzamora habría quedado sin cargo.
Més no quiere una segunda autopista a Campos, que en esta legislatura se ha transformado en el problema de la saturación turística. Las bases del partido necesitan no volver a sentirse traicionadas, necesitan gestos de sus líderes tras el fiasco de hace cuatro años. Esa expiación explica las fuertes discrepancias en el Consell, que se mantendrán hasta el final de la legislatura con patrocinio o sin patrocinio al Mallorca de por medio.