El problema se arrastra desde hace décadas, cuando se iniciaron las carreras ilegales o las conducciones temerarias de motos, con velocidades límite rebasadas, adelantamientos ilegales, situaciones de peligro y, además, un estruendo continuo impropio en un espacio natural de alto valor. La carretera de Tramuntana, la llamada Ma-10, que va de Pollença a Andratx a lo largo de algo más de cien kilómetros, es una vía pública de comunicación en un entorno privilegiado. Sin embargo, para algunos no es más que un espacio de ocio, una especie de parque de atracciones en el que la diversión particular está por encima de cualquier norma e incluso de la seguridad de los demás.
De las carreras ilegales de motos se ha pasado ahora a la conducción temeraria en coches, tal como se ha demostrado en un video reciente colgado en redes en el que se ve un vehículo BMW realizando todo un repertorio de infracciones, básicamente adelantamientos en curva y en recta (todos ilegales, puesto que siempre hay una línea continua entre carriles), exceso de velocidad y maniobras de derrapaje. El video se ha grabado en un tramo de la mitad sur de la Ma-10. Todo ello, generando situaciones de peligro al resto de conductores (en coche o motocicleta), obligando a éstos a pegar frenazos o apartarse hacia el arcén ante lo que se viene encima.
Los residentes en Tramuntana, hartos de soportar durante décadas las carreras ilegales de motos, asisten ahora atónitos a las conducciones temerarias de coches, incluso en el interior de los núcleos urbanos. Los conductores pueden ser locales o foráneos. Existen empresas que ofrecen, específicamente, la posibilidad de conducir en Mallorca un coche deportivo de alta gama con el que se pueden probar «todos los estilos de conducción». En sus ofertas, hablan de «tramos con curvas y rectas con poco tránsito», así como de «conducción deportiva», refiriéndose a las carreteras de la Serra de Tramuntana, no sólo a la Ma-10, sino también a sus ramificaciones, como por ejemplo la de sa Calobra.
Por este servicio, se pueden llegar a cobrar varios centenares de euros por un recorrido de apenas unas decenas de kilómetros. Las tarifas son variables, dependiendo del modelo que solicite el cliente y de su disponibilidad. El paso de vehículos a gran velocidad no se limita a las horas diurnas. Vecinos de Tramuntana también escuchan desde sus casas, en plena madrugada, la circulación de coches muy acelerados.