La Audiencia Provincial ha confirmado la condena a un empresario que desvió todos los ingresos de un conocido restaurante del Portitxol de Palma a la cuenta corriente de su hijo. En total, el acusado realizó ingresos por valor de 274.672 euros en un total de 159 transferencias bancarias entre mayo y octubre de 2013. La antigüedad de los hechos libra al empresario de un posible ingreso en prisión ya que se le aplica una atenuante muy cualificada por los retrasos del caso y la condena por apropiación indebida y administración desleal queda fijada en cuatro meses y medio. Debe pagar una indemnización de 137.000 euros a la empresa que es la cantidad que se apropió. El resto del dinero fue empleado para mantener el restaurante.
El acusado, un hombre de 74 años, se encargaba de administrar la sociedad titular del restaurante y de llevar el día a día del local. La Seguridad Social les reclamaba el pago de 120.000 euros y, para evitarlo, dejaron a cero las cuentas corrientes de la mercantil. Toda la actividad comenzó a funcionar en ‘b' a través de una cuenta corriente del hijo del acusado. Los trabajadores ingresaban directamente la caja en efectivo y desde allí se pagaban salarios y proveedores. En total, según la sentencia, la mitad del dinero que se ingresó en esa cuenta corriente se destinó a gastos de la empresa.
El empresario acusado intentaba justificar que no se quedó con ninguna cantidad y que solo pretendía ocultar los fondos a la Seguridad Social. Su defensa presentó un informe contable que acreditaba el destino de la mitad de la cuantía defraudada. Sin embargo, la falta de explicación sobre el resto de los fondos justifica la condena: «La conclusión lógica es la apropiación puesto que él fue quien hizo las transferencias y el dinero, sencillamente, no desaparece». La sentencia valora que se provocó una situación de insolvencia de la empresa que perjudicó al otro socio, que ejercía la acusación particular, representado por el abogado Gregorio San José.
El restaurante de los acusados, que estuvo muchos años abierto en el Portitxol, cambió de ubicación de dueños hace un par de años, y se trasladó a la Playa de Palma.