Coche con camperización «básica» (básicamente un colchón en los asientos de atrás) por casi 100 euros la noche en Menorca. La estancia de seis días en este turismo familiar de 17 años de antigüedad sale en el mes de agosto por 595 euros, eso sí, con «servicio de limpieza incluido», aunque sin detector de humo ni de monóxido de carbono, elementos que la plataforma Airbnb, donde se publicita este anfitrión, recomienda que los huéspedes lleven consigo. Este anuncio, que estuvo publicado en la plataforma pero que después de salir la noticia en la edición impresa de 'Es Diari' ha sido retirado, es un claro ejemplo de las ofertas de alojamiento que están aflorando en Menorca para este verano y que contrastan con el modelo de calidad que desde el sector turístico y la administración persiguen para el destino menorquín.
El mismo anfitrión oferta ya desde el año pasado otro vehículo para pernoctar. Una furgoneta camperizada matriculada en el año 1992 y con una particularidad, más allá de que según reportan los usuarios la nevera no funciona: el vehículo no se puede mover. El huésped debe permanecer en todo momento en la ubicación actual, un estacionamiento en Cala Galdana a pocos metros de viviendas. El anfitrión, que propone «volver a conectar con la naturaleza con esta escapada inolvidable», pretende que los huéspedes se duchen y hagan vida en la misma calle. Si quieres mover la furgoneta, hay que pagar otros 40 euros al día. Si el emplazamiento no gusta y se pretende que el propietario mueva la furgoneta a otro lugar más reservado, cien euros adicionales.
No es la primera temporada en que las grandes plataformas del alquiler turístico albergan ofertas de alojamiento un tanto disparatadas –con una sorprendente buena respuesta de los clientes–. Este tipo de oferta viene abriéndose hueco entre otra tipología que también preocupa al sector, la que no cuenta con licencia, la ilegal. Este tipo de alojamientos que no muestran –como es preceptivo– ningún número de licencia es abundante en páginas como Airbnb, donde además muchos de los inmuebles que se ponen en el mercado ni tan siquiera podrían conseguir los permisos por situarse en zonas vetadas para las nuevas licencias de alquiler turístico como son el centro de los pueblos y el suelo rústico.
Poca disponibilidad
Si los alojamientos turísticos tradicionales esperan muy buenas ocupaciones para esta temporada alta, lo mismo ocurre con la oferta que se vende a través de las grandes plataformas (anuncian tanto legal, como ilegal). Un ejemplo lo ofrece Airbnb, que tiene más de 1.000 anuncios en el mes de septiembre y que, sin embargo, para la primera y la segunda semana de agosto tan solo ofrece disponibilidad para menos de 50. Prácticamente todos los alojamientos que se ponen en el mercado, sean de la calidad que sean, encuentran clientes interesados.