Mientras Mallorca se ha convertido en tierra de acogida por excelencia, el director de documentales Pere Salom no ha dudado en rebuscar en la memoria de los más veteranos para recordar que hubo un tiempo en el que los mallorquines huían de la pobreza de las Islas. Con la presencia de la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, la ciudad de San Pedro acogerá el estreno de Haciendo las argentinas, una producción de Salom Estudi junto con IB3 y con la colaboración del Consell de Mallorca. La proyección coincide con la reunión de las diferentes casas de Balears en Argentina.
«Son las últimas voces de la emigración balear a Argentina», cuenta Salom, que empezó el rodaje en 2018. El documentalista, que también se sirve de la ficción para redondear el relato, ha estado varios años buscando a emigrantes baleares que se marcharon a Sudamérica. Son quince testimonios de personas mayores que rondan entre los ochenta y los cien años, que recuerdan cómo ha sido su periplo.
«Aún hablan mallorquín pese a que llevan 70 años en Argentina. Y lo hacen algunos de ellos con acento argentino», dice el director. Son los protagonistas del flujo migratorio que dejó las Islas antes ó después de la Guerra Civil. Los últimos en hacer la maleta llegaron en los años 50. Salom ya había estrenado el documental Fent les Amèriques, que cuenta el viaje de mallorquines a Puerto Rico. En esta ocasión es el turno del país argentino, después de un rodaje superdificultoso. Inicié el rodaje antes de la pandemia, e iba solo yo, con el trípode, viajando en tren por el país buscando a mallorquines». Salom se apoya en los testimonios de los supervivientes pero también en la ficción para contar la aventura transatlántica.
«Dejaron las Islas cuando eran niños, acompañados de sus familias. El viaje en barco duraba un mes y se embarcaban después de recibir cartas de familiares suyos que contaban cómo les iba en argentina», dice Salom, que invita a reflexionar al espectador sobre estas generaciones que llevan a cabo viajes de ida y vuelta, en busca de una oportunidad. «Muchos mallorquines trabajaron en el sector del calzado de Buenos Aires, ya que contaban con experiencia previa. Fueron dueños de pequeños talleres y fábricas», explica el director. Abrieron pequeños negocios y en San Pedro alrededor del 40 por ciento de los apellidos de sus habitantes son mallorquines. «Aún quedan cinco panaderías que hacen ensaimadas», recalca Salom, que decidió iniciar esta aventura para conocer la historia de su tío abuelo emigrante. El próximo documental se centrará en Cuba, donde también pervive la huella de los emigrantes baleares.