El austríaco Christian Harisch es el propietario de la cadena Lanserhof Resorts, centros de salud líderes en todo el mundo. Durante más de 35 años, han sido sinónimo de medicina innovadora, así como de prevención y regeneración de la salud. El Concepto Lanserhof es el resultado de años de investigación y desarrollo. Es una simbiosis de la naturopatía tradicional y los últimos descubrimientos médicos. Harisch es un enamorado de Mallorca. Viene desde hace más de tres décadas, unas cuatro veces al año, sobre todo para recorrer la Serra de Tramuntana en bicicleta. En estos días se encuentra, una vez más, en la Isla.
¿En qué se diferencian sus resorts de un hotel o de un hospital?
—Los llamaría hoteles clínicos, pero no se parecen en nada a un hospital ni tienen su ambiente. Son establecimientos de máximo nivel que buscan que el huésped se encuentre a gusto, como en su propia casa, para rehabilitarse de algún problema de salud.
¿A qué se refiere cuando habla de máximo nivel?
—Hablo de un nuevo concepto de lujo, pero no el lujo ornamental, sino la combinación de naturaleza, arquitectura, bienestar y sostenibilidad. Todos los productos que ofrecemos son naturales, incluso la protección solar. También buscamos que nuestros productos sean de proximidad.
¿De cuántos resorts dispone Lanserhof actualmente?
—Tenemos tres resorts: dos en Alemania y uno en Austria. Además, contamos con establecimientos urbanos en Londres y Hamburgo, pero en éstos el huésped no se queda a dormir.
¿Hay una estancia mínima? ¿En qué época tiene más demanda?
—La estancia mínima es de siete días y nuestra época de más demanda es enero y febrero, justo después de año nuevo. Tenemos un máximo de 80 pacientes a la vez y cada resort cuenta con unos 200 trabajadores. Las tarifas son muy variables, a partir de 500 euros al día. En total, Lanserhof tiene más de mil empleados.
Después de más de 30 años visitando Mallorca, la debe conocer muy bien. ¿No se ha comprado una casa?
—Conozco bien la Isla: pueblos, costumbres... No, no me he comprado una casa. Siempre que vengo me alojo en un hotel.
La pregunta es inevitable. ¿No abriría un resort en Mallorca?
—La verdad es que sueño con abrir un resort en el Mediterráneo. Aún no sé si será en Mallorca. El Mediterráneo ofrece grandes ventajas con su dieta y su clima, y Mallorca tiene muy buenas conexiones aéreas. Hay que encontrar el lugar adecuado, con un ambiente especial y que transmita energía. Mallorca tiene posibilidades. Decidiremos en otoño.
Con tantos años visitando Mallorca, ¿qué le parece su evolución?
—Mallorca ha tenido durante muchos años fama de un turismo masivo y una excesiva construcción. Ahora compruebo que hay un cambio. Se buscan objetivos turísticos más sostenibles. Eso me gusta. Mallorca tiene garantizado su futuro si se sigue la línea de ‘menos es más'. Me gusta mucho la Serra de Tramuntana. Tiene rincones de ensueño que combinan mar y montaña.
¿De dónde surgió la idea del Concepto Lanserhof?
—En mi familia tenemos hoteles convencionales desde hace 125 años. Somos la quinta generación de hoteleros. En 1984, la familia compró un balneario y a partir de ahí surgió el Concepto Lanserhof. Los temas de salud siempre me han interesado mucho.
Su último resort lo ha abierto en la mayor de las Islas Frisonas, Sylt.
—Sí, la inversión ha sido de 120 millones de euros. Cuenta con 70 habitaciones.
¿Siempre construye edificios nuevos?
—Sí, para poder cumplir con las exigencias sanitarias. Reformar y adecuar un edificio ya existente resulta complicado.
¿En sus resorts hacen todo tipo de tratamientos?
—No. No hacemos intervenciones quirúrgicas ni tratamos adicciones ni problemas psicológicos graves. Tenemos nuestros propios sanitarios, pero podemos traer especialistas externos si es necesario. De hecho, cada resort colabora con centros hospitalarios del entorno. También invertimos en investigación y tenemos acuerdos de colaboración con clínicas universitarias de todo el mundo.