La crisis energética que azota España ha hecho que salten las alarmas en muchos hogares que buscan trucos para conseguir ahorrar en la factura de la luz, que ha alcanzado cifras históricas en las últimas semanas. Todavía es época de calefacciones para combatir los días de frío, una época que ha coincidido con la escalada de precio del gas y la luz que está afectado al bolsillo de los usuarios. Para conseguir ahorrar y mantener el confort en el hogar lo ideal es caminar hacía viviendas más sostenibles.
Mirar hacía el exterior para tratar de minimizar los impactos negativos en el medioambiente no solo ayuda al planeta sino a la economía individual. Por tanto, vivir en una casa sostenible es una idea que está cada vez más presente. En el sector de la vivienda el término arquitectura sostenible se ha convertido en must en estos tiempos convulsos en los que el precio de la electricidad se ha multiplicado por diez en tan solo un año. El arquitecto Jaime Salvá, director del estudio Jaime Salvá Arquitectura & Interiorismo, radicado en Palma explica algunos trucos para hacer de nuestra casa un espacio más sostenible.
Estos son algunos consejos del arquitecto para construir una vivienda sostenible que consuma menos recursos energéticos:
- Las carpinterías exteriores son uno de los mayores focos de pérdida energética. Deben ser de gran calidad, con doble o triple acristalamiento y rotura de puente térmico. Añadiendo protecciones solares a los mismos, se puede reducir el consumo energético y mejorar la calificación de los certificados que a día de hoy son un requisito de sostenibilidad. Estas protecciones pueden conseguirse mediante persianas, elementos de protección como pérgolas o porches, así como utilizando cristales especiales, ya que tienen protección solar. El ahorro conseguido mediante carpinterías depende de la calidad de las mismas, su material y sus espesores. Por ejemplo, las carpinterías de PVC son más eficientes que las de aluminio, a igualdad de espesores.
- Otro punto importante, a la hora de controlar el clima dentro de la vivienda, es la envolvente del edificio. Para ello, es relevante que el aislamiento térmico de la fachada y cubierta sean incluso mayores que los mínimos exigidos por normativa. Por ejemplo, consiguiendo espesores de diez centímetros en adelante. En los casos en los que constructivamente es viable, es recomendable poner aislamiento continuo por fuera de la piel de la fachada con un sistema de aislamiento térmico por el exterior (SATE). En este punto, el ahorro conseguido dependerá de la orientación de la vivienda, entre otros factores. Por ejemplo, en una vivienda unifamiliar aislada, si el objetivo es que no se caliente su interior, se deberá destinar el mayor espesor del aislamiento térmico en la fachada sur, la que presenta mayor incidencia de sol acumulado durante el día.
- El aislamiento con el terreno también es un aspecto a tener en cuenta. Si el primer forjado está separado del terreno mediante una cámara de aire ventilada (forjado sanitario), mejora el confort interior.
- Los sistemas pasivos de mejora energética de la arquitectura vernácula son muchas veces los más eficientes, controlando el tamaño de las aperturas en fachada según su orientación, buscando la ventilación cruzada que renueve el aire interior y utilizando los rayos de sol de manera inteligente para calentar la vivienda en invierno o evitar que los mismos rayos penetren en el interior de la vivienda en verano mediante protecciones solares.
- Los sistemas de placas solares fotovoltaicas ayudan a ahorrar energía. Sin embargo, requieren una inversión inicial que se tiene que valorar para estudiar su rentabilidad. Existen otros sistemas, como la geotermia, rentables en edificios de gran tamaño.
- Por último, cabe destacar que las viviendas que tienen suministro de gas generalmente presentan una mayor eficiencia energética que las que tienen termo eléctrico.