El camino ya empieza a pesar para el convoy que el jueves se dividió en dos y que se dirige a las fronteras con Ucrania para recoger refugiados. Joan Soler, Miquel Jordi y Xesc Mateu llegaron al punto para descargar todo el material médico de sus tres furgonetas en Hungría, tras casi 900 kilómetros de camino. Fue una llegada desolada en la que tuvieron que esperar varias horas porque los 18 refugiados previstos para traer a Mallorca llegaban con retraso.
El tercer día de esta ‘operación recogida' tuvo sus complicaciones para todos. Ya el mismo jueves por la noche, la Associació Per Ells, organizadora de esta misión humanitaria, avisó a los voluntarios de que las previsiones se iban a torcer a partir de ahora. Se modificaron los puntos previstos de recogida y se incluían a otros refugiados en el último momento. Mientras los compañeros que se dirigían a Hungría no sufrieron esa intranquilidad de no saber hacia dónde ir hasta última hora de la tarde, los cinco de Polonia, al dejar Chequia y acercarse a la meta, sí se mostraron preocupados. Las llamadas eran constantes a la presidenta de la asociación. No fue hasta las siete de la tarde cuando se conoció la la parada final.
En los paneles de muchas carreteras polacas se leen mensajes de solidaridad con Ucrania.
Los viajes
Cada vez que los vehículos se acercaban al este europeo, el aire era más frío y el paisaje más gris. La presencia de coches con matrícula de Ucrania era perceptible. Si ya el jueves algunos tráileres portaban tanques para la guerra, ayer las carreteras polacas se llenaron de vehículos con voluntarios que también acudían a las zonas cero de refugiados. En una de las paradas de Raúl y Toni –que compartían el trayecto–, se encontraron a un grupo destacado de alemanes voluntarios que se dirigían a las mismas ciudades fronterizas. En las inmediaciones de Cracovia, una de las autopistas principales recibía al pequeño convoy con paneles de ‘Solidaridad con Ucrania' en polaco.
Los voluntarios mallorquines, en una parada. Fotos: A.R.
En las doce horas de carretera hubo diversas complicaciones que hicieron mella, como las multas que sufrieron los compañeros de Hungría porque necesitaban un documento especial para circular. La frontera estaba ahí, muy cerca, pero apenas se escuchaba ruido. Había nervios. Este sábado es el día decisivo: el encuentro con los refugiados –en principio, 16– en una ciudad fronteriza con Ucrania.
Cuaderno de viaje
