Gori Jaume (Palma, 1993) asumió la semana pasada la presidencia de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE) de Balears, adscrita en CAEB. Representa la cuarta generación de una empresa familiar, Almacenes Femenías, donde trabaja desde hace dos años, aunque se licenció en Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas.
¿Tenía pensado dedicarse a la empresa cuando comenzó la universidad?
— No pensé en ello al iniciar mis estudios. Desde pequeño siempre vi un periódico en casa y leía la sección de deportes por mi afición al fútbol. Con el paso de los años, pasé a leer el resto de secciones y a interesarme por lo que ocurría, hasta decidir que lo que yo quería hacer era explicar lo que pasaba. Por ello, estudié Periodismo, aunque también hice Publicidad para tener un plan B.
¿Ejerció de periodista?
— Sí. Obtuve una beca de seis meses para trabajar en el Parlamento Europeo, en Bruselas. Al finalizar, conseguí un contrato y estuve allí tres años.
¿Cuándo decidió regresar?
— Venía mucho a Mallorca y disfruto de estar aquí, por lo que tomé la decisión y empecé a trabajar en la empresa familiar hace dos años. Fue una decisión muy acertada.
¿Por qué optó por incorporarse a la empresa de la familia?
— Cuando en la familia hay un negocio, siempre se habla del tema y uno se siente parte de él, al margen de que trabaje o no allí. Hay un componente sentimental. Aunque en Bruselas estaba muy bien, tenía claro que quería regresar a la Isla y en casa me plantearon incorporarme a la empresa. No fue una decisión de un día para otro, sino que fue algo muy meditado y de lo que hablamos durante varios meses.
¿Cómo fueron los inicios?
— Hice un plan de formación, en el que todavía estoy, para conocer los diferentes puestos de trabajo de la empresa.
¿Es difícil ser empresario a día de hoy si la familia no es empresaria?
— La verdad es que no es fácil emprender un nuevo negocio, tanto por cuestiones económicas como burocráticas. Por ello, desde la asociación queremos ayudar a todos los que quieren empezar para que cuanta más gente emprenda, mucho mejor para el tejido empresarial balear.
¿Es complicado para las nuevas generaciones de hoy en día entrar en las empresas familiares?
— En mi caso no lo ha sido y diría que, en general, la mayoría de empresas familiares de la Isla tienen relevo generacional. Lo que ocurre es que se incorporan más tarde y no a los 20 años como antes. Ahora, la mayoría estudia fuera y se forma en otras empresas, lo que es positivo en el mundo actual.
¿Cuál es su reto al frente de la asociación?
— Se creó hace poco más de un año y contamos con una veintena de socios y una larga lista de peticiones de nuevas entradas. Queremos que la voz de los jóvenes empresarios se oiga y dar facilidades tanto a los que empiezan de cero como a los que están en empresas familiares.
¿Hay cabida para todos en Balears?
— Claro que sí. No todos los empresarios han de ser grandes hoteleros ni Amancio Ortega. Cualquier persona con una idea para hacer crecer el tejido empresarial beneficia al conjunto de la sociedad. Hay muchas maneras de tener un negocio y hay espacio para todas. Eso sí, hay demasiadas trabas burocráticas y se debe combatir el abandono escolar que hay en Balears.