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Caso Palma Arena

Fin del proceso a Matas: derrotas por puntos y ningún KO

El expresident supera once juicios con nueve condenas y seis años de prisión

Matas tiene pagadas todas las multas e indemnizaciones que le han impuesto los tribunales estos años, excepto una: los dos millones de euros del ‘caso Ópera’. La Fiscalía y el Govern balear consiguieron vincular esta condena por la contratación de Santiago Calatrava. El expresident tiene una declaración judicial de insolvencia y cualquier patrimonio a su nombre sería incautado. | Efe

| Palma |

Jaume Matas tenía 53 años el día que el juez José Castro le imputó en el ‘caso Palma Arena'. Era el otoño de 2009. El expresident llevaba dos años fuera del Consolat, vivía en Washington e iniciaba una lujosa vida en la empresa privada. Esta semana terminó su recorrido judicial con la sentencia del Supremo del ‘caso Son Espases'. El expresident tiene ahora 65 años, está en tercer grado y ha pasado cuatro años en prisión a los que tiene que sumar casi otros dos de cumplimiento. Tras once juicios, suma nueve condenas pero con los daños controlados fruto de una estrategia de negociar sin pactar del todo.

El palacete

En torno a Matas se unieron dos frentes a final de 2009. Por un lado, el juez José Castro investigaba el sobrecoste en el velódromo Palma Arena; por otro, el fiscal Pedro Horrach llevaba a cabo un investigación patrimonial sobre el exministro. El fiscal general del Estado quiso archivar esa parte pero el juez dijo que se la quedaba. Matas, en Washington, no valoró el alcance. La compra del palacete, los pagos de su mujer en joyerías con billetes de 500, las botellas de Vega Sicilia y las escobillas de váter de lujo asentaron las sospechas: el expresident tenía más dinero del que le correspondía. Jamás se ha sabido de dónde vino y la pieza del palacete se archivó.

El ‘hágase'

Matas afrontó su defensa plantando cara. Su primera declaración, en marzo de 2010, fue un enfrentamiento con Castro y Horrach. Toda la respuesta es que él era el presidente y estaba por encima de todos. El ‘hágase'. Afronta poco después su primer juicio y recurre a abogados madrileños para aumentar su beligerancia. Le llega el gran susto.

Primer juicio, cárcel

En su primer juicio, por los contratos al periodista Antonio Alemany para escribir sus discursos, Matas le vio las orejas al lobo. La Audiencia le condenó a cinco años y medio. Con esa primera condena cambia de defensa y recurre al bufete Zaforteza. En el Supremo consigue que se le reduzca la condena a nueve meses. Sin embargo, le toca cumplir e ingresa por primera vez en la cárcel. Cosecha una segunda condena por cobrar dinero de un hotelero con su mujer como empresaria ficticia. Es su única condena por cohecho.

Nóos

Mientras, toma fuerza la pieza 25 del ‘Palma Arena': el ‘caso Nóos'. Matas deja de ser protagonista. Tras sus declaraciones previas, algunos de sus antiguos subordinados se desmarcan y pactan con la Fiscalía y la Abogacía de la Comunitat, con especial peso de José Luis Ballester. El expresident se convierte en un figurante del juicio, que arrancó en enero de 2016 con la Infanta e Iñaki Urdangarin como estrellas. Matas ya reconoce algunas cosas, pero discute el fondo y, sobre todo, pone dinero por primera vez para afrontar el posible daño. De los cinco años que se jugaba, la condena le impone tres y ocho meses. Vuelta a prisión.

Son Espases

Con ‘Nóos' en su apogeo, en 2015 estalla el ‘caso Son Espases'. La exconsellera Aina Castillo reconoce que Matas le dio un sobre con instrucciones para que el concurso lo ganara OHL. Por dimensiones y cuantía, el caso multiplica la gravedad de ‘Son Espases'. Por un momento, Matas estuvo a punto de hablar. Sin embargo, un posible pacto con la Fiscalía se frustró y, al final, saldó la causa con diez meses de cárcel y sin haber dado nunca la más mínima explicación. ¿Por qué le iba a dar la obra a Villar Mir? ¿Por qué luego la ganó Florentino Pérez? Nunca se sabrá, como tampoco cómo se enriqueció Matas. En total, el expresident ha sumado seis años de cárcel en once condenas. No tiene que volver a ningún tribunal.

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