Han pasado ocho años. Algunos de los niños que caminan hoy por los pasillos de los colegios ni siquiera habían nacido. Otros muchos sí tendrán un recuerdo de la marea verde que movilizó un 29 de septiembre 2013 a miles de familias en contra del decreto de Tratamiento Integrado de Lenguas, más conocido por sus siglas TIL. La movilización de la comunidad educativa fue abrumadora. Aulas vacías los días de huelga y más de cien mil personas en las calles de Palma la tarde de aquel domingo.
Este miércoles, en el octavo aniversario de aquella manifestación histórica, hablamos con Iñaki Aicart, docente en un centro de Palma y antiguo portavoz de la Assemblea de Docents, una de las caras visibles que participaron en una huelga educativa sin precedentes en el archipiélago.
«Fue un trabajo de hormiguitas durante el verano de 2013 hasta el inicio de curso en septiembre. La vinculación con otros sectores de la sociedad y la forma de funcionar representó una manera de protestar que se salía de las formas más clásicas, la gente vio que las movilizaciones se quedaban cortas y se optó por una huelga indefinida», recuerda Aicart.
El docente afirma que el mayor cambio llegó dos años después con las elecciones de 2015, que propiciaron la entrada en escena del Govern del Pacte, y poco a poco se desactivó la plataforma de docentes reivindicativos. «La victoria de las izquierdas hizo que mucha gente volviese a lo clásico y se dejó de trabajar de forma tan asamblearia», lamenta. Aun así, considera que los últimos ocho años la Educación en Baleares ha mejorado de forma sustancial y se han dado grandes pasos en cuanto a la calidad educativa en los centros. «Hemos mejorado, pero no basta», puntualiza.
«El cambio de gobierno supuso un nuevo aire, dejó de haber represión en los centros educativos y la presión sobre el catalán quedó de lado», afirma Aicart. Tanto es así que en diciembre de 2017 la Assemblea de Docents se disolvió, pasando a un estado de inactividad hasta que alguna asamblea de centro decida reactivarla. Eso, hasta el momento, no se ha producido.
«Hemos mejorado pero todavía un gran problema con las ratios en las aulas, las sustituciones que tardan en llegar y la promoción de la lengua. Muchas decisiones se toman sin consenso y de arriba a abajo», asegura el profesor.
Sobre el actual conflicto lingüístico que afecta a los centros educativos, denunciado por entidades como la OCB o Joves de Mallorca per la Llengua, Aicart considera que el «uso social de la lengua catalana va en retroceso y no se está actuando». En concreto, el PSIB ha propuesto a sus socios de Govern (Més per Mallorca y Unidas Podemos) unas enmiendas a su propio proyecto de Llei d'Educació, que ha iniciado su tramitación parlamentaria, para que el castellano sea tratado como lengua vehicular de enseñanza y aprendizaje al igual que el catalán. Tras una amplia contestación, el conseller del ramo, Martí March, ratificó que no habría variaciones sin consenso.
En este sentido, el docente se muestra escéptico sobre la posibilidad de que estos conflictos puedan llegar a generar una nueva marea ciudadana parecida a la de entonces. «Veo que cuando gobierna la izquierda a la gente le cuesta más movilizarse y antes de llegar a una manifestación tan grande como fue aquella en contra del TIL es necesario ganar mucho músculo», asegura.