«Es cierto que en agosto los precios son más altos, pero ni en Navidades había visto esto». Es lo que dice una pescadera del Mercat de l'Olivar ante el ostensible incremento que han experimentado los precios del pescado de calidad mallorquín este verano: mero, langosta, dentón, etcétera.
La subida se debe a la concurrencia de varias circunstancias, desde la reapertura de los locales de restauración (que captan buena parte del producto) y que han funcionado a medio gas durante muchos meses a causa de las medidas anti COVID, hasta el hecho de que es verano, posiblemente la época del año en que la demanda es más alta.
Pero existen otros factores que han propiciado esta subida, como la reducción de los días en que las barques de bou, que se dedican al arrastre, salen al mar. Así lo explica el presidente de Opmallorcamar, una especie de cooperativa que agrupa a los pescadores de la Isla y que controla la lonja. «La oferta es inferior a la de otros veranos. El Gobierno del Estado ha reducido el número de días de faena de los bous y esto se nota: bajan las capturas», señala Pedro Mercant. El Archipiélago ha perdido el 37 por ciento de los bous los últimos siete años.
El presidente de Opmallorcamar añade dos razones: que la pandemia ha revalorizado el producto local (y el pescado lo es) y «las ganas de salir después de un año encerrada. Además, estamos en agosto y la demanda sube aún más».
En el mercado
A la derecha, sobre estas líneas, se detallan algunos precios recogidos este viernes en el mercado del Olivar. He aquí más: el cap-roig de talla inferior a un kilo se vendía 49 euros el kilo, cuando lo normal sería unos 10 euros más barato; y el mero iba a 69 euros el kilo, también 10 o 20 euros más caro de lo habitual. El calamar de potera se vendía a 42 euros el kilo –esta es la época de más abundancia–, pero hace solo dos semanas iba a 69 euros el kilo. Un kilo de langosta, que tradicionalmente era el manjar más caro, se vendía a 79 euros el kilo. «Según como se mire, este año tocaría comer langosta», advierte Marina Ferragut, de Pescados Mir Vera.
Ferragut confirma que «hay mucha demanda y una oferta escasa». «Mire cómo va la gamba grande, a más de 100 euros el kilo. Es comprensible que la gente prefiera el gambón de fuera, que cuesta solo 18». Ferragut admite que algunos clientes se han quejado.
«Nosotros también ofrecemos pescado nacional porque el mallorquín está por las nubes», señala otro pescadero. El gallo de San Pedro es uno de los más demandados. «Un gallo mallorquín para dos personas puede costar unos 70 o 75 euros, cuando uno nacional sale por 50. Las familias no pueden permitirse el producto local a estos precios», añade.
Los pescaderos rechazan hablar con la prensa de la subida de precios porque creen que podría perjudicarles. «Pero ya estamos perjudicados: nuestro margen de beneficio se ha reducido», dicen.