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Un pionero con gran corazón

José María Oliver Juan fue uno de los primeros en ofrecer la cultura popular mallorquina al turista y además realizó una gran labor social

José María Oliver, tras recibir la condición de Caballero Grifón en 2006.

| Palma |

No. En absoluto. No creo que la figura de mi padre esté reconocida como se merece», comenta Paula Oliver, hija de José María Oliver Juan (Palma, 1932-2009), que en los últimos años se ha dedicado a recopilar y dar a conocer la obra de su padre.

Mallorca, década de los años 50. Los primeros turistas comienzan a llegar más o menos en masa a la Isla. José María Oliver Juan, agente comercial del sector turístico, se da cuenta del potencial que se ofrece con los visitantes. De la mano de la agrupación folclórica Bailes Oliver, de la que es director, no sólo organizaba actuaciones que tenían lugar en la casa familiar ubicada en el número 19 de la calle Caputxines, sino que recorrió buena parte de Europa dando a conocer el patrimonio cultural folclórico de Mallorca.

Bailes Oliver, en plena actuación a pie de pista en el aeropuerto, en los 60.

«No tenía ni idea de todo lo que había», explica Paula en referencia a la ingente cantidad de material que está recuperando: tarjetas postales, fotografías, discos, folletos publicitarios... forman parte del legado de este hombre, que además realizó una labor impagable en favor de los discapacitados psíquicos. «Lo de Casa Oliver duró entre mediados de lo años 50 hasta 1970, pero entre 1969 y hasta poco antes de su muerte coordinó las actividades del grupo de discapacitados psíquicos del centro Reina Fabiola de Neufvilles (Bélgica), que cada año pasaban una semana en Mallorca», continúa Paula.

«Durante esos 40 años, y de una forma totalmente altruista, consiguió para este colectivo, que algunos años superó los cien integrantes, el desplazamiento gratuito en autocares a diversos puntos de la Isla gracias a los propietarios del Tren de Sóller, las cuevas del Drach o Can Joan de s'Aigo, que organizaba unos desayunos impresionantes para estas personas». El don de gentes de Oliver hacía que otras empresas, como Coca-Cola, Bimbo, Spantax, Quely, Sa Nostra, Cadena Sol o Forn Fondo, colaboraran también ofreciendo sus productos. Además, Oliver logró que durante algunos años, grupos de discapacitados psíquicos de Mallorca realizaran estancias en Bélgica a modo de intercambio.

Estas dos labores le valieron diversos reconocimientos, como la condición de Caballero Grifón del Ejército español. Fue también presidente de honor de la Cofradía de Santiago con sede en la parroquia San Jaime y miembro de la Orden de Malta.
Y entre sus aficiones, una colección de más de 15.000 botellitas en miniatura de bebidas alcohólicas.

Paula Oliver repasa la trayectoria de su padre.

Paula Oliver creó un grupo de Facebook para compartir el legado de su padre y el próximo viernes, 1 de julio, a las 19.45 horas, sus integrantes y todo el que lo desee acudirán al bar Sa Curva del hipódromo de Son Pardo para rendirle un homenaje.

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