Los cruceristas regresaron este jueves a Palma, pero las cajas de los comercios y restaurantes de la ciudad apenas lo notaron. Bajaron del barco alrededor de 200 pasajeros y su visita a la Isla se realizó a través de grupos burbuja, concepto con el que se realiza el crucero Mein Schiff 2, del grupo TUI.
El regreso de los cruceros era muy esperado por una parte del tejido económico de la ciudad, pues el gasto de estos turistas representa casi la mitad de la facturación de los comercios del centro de Palma. Sin embargo, los estrictos protocolos de seguridad, tanto los fijados como por la propia naviera como por parte del Govern, impidieron que los cruceristas pasearan libremente por Palma.
«Se deberían facilitar las cosas para que los cruceristas puedan comprar en los comercios de la ciudad», manifestó el presidente de la patronal del pequeño y mediano comercio, Antoni Gayá, en alusión tanto al Govern como a la naviera. «No tiene sentido que los turistas que llegan en avión puedan pasear, ir de compras y a restaurantes sin restricciones; mientras que los que llegan en crucero, no», lamentó Gayá. «¿Qué sentido tiene que el conseller los reciba si luego no se les deja consumir», se preguntó.
El presidente de Pimeco, Antoni Fuster, por su parte, aludió a la buena situación sanitaria de la Isla para otorgar una mayor permisividad a los cruceristas, al tiempo que reivindicó que los comercios y locales de restauración de Palma «son espacios seguros». En cualquier caso, se mostró optimista por el regreso de los cruceros: «Es un símbolo de que hay recuperación y nos vamos acercando a la normalidad», señaló. Al mismo tiempo, recordó la «importancia» de este tipo de turismo y confió en que pronto se relajen las medidas de seguridad de los cruceros.
El conseller de Turisme i Treball, Iago Negueruela, que se desplazó ayer hasta el Dique del Oeste para recibir al capitán del crucero, Tom Roth, valoró el regreso de los cruceros, aunque reconoció que esta desescalada que «hoy –por ayer– empieza» deberá evolucionar para un mayor impacto en el tejido productivo de la ciudad. En cualquier caso, valoró que por el momento, el transporte discrecional «muy perjudicado por esta crisis», pueda volver a operar.
El Mein Schiff 2 fue el primer crucero que recibió el puerto en los últimos 15 meses. Recalará cada semana hasta el 15 de julio en Palma, que es puerto base del buque. Además de Negueruela; la directora general de Turisme, Rosana Morillo; y el presidente de la Autoritat Portuària, Francsc Antich, también se desplazaron hasta el dique del Oeste para dar la bienvenida al capitán del buque. Roth valoró poder regresar a la Isla y detalló los protocolos sanitarios que se llevan a cabo a bordo. Se toma la temperatura a diario a pasajeros y tripulación; cuentan con servicio médico; y todos los turistas embarcan con dos pruebas negativas si no están vacunados.
El debate de la limitación
El regreso del primer crucero ha reabierto el debate sobre la limitación de la llegada de este tipo de embarcaciones a la Isla. Antes de la pandemia, Negueruela empezó a trabajar en este sentido y a mantener reuniones con el sector para acercar posturas. Ayer recordó que no se habló en ningún momento de que las llegadas de cruceros fueran nulas y dejó claro que dar la bienvenida a la reactivación de este tipo de turismo «no está reñido» con plantear el debate de la limitación. Avanzó que este verano llegarán «muy pocos cruceros». Desde Autoritat Portuària indicaron que, por ahora, hay otros dos autorizados para el 6 y el 10 de julio.