Responde a las iniciales C. P. J. Tiene 16 años y es de Calvià. No era la primera vez que se hacía un piercing. Ya había acudido al mismo local el verano pasado y todo fue bien.
El 17 de abril fue de nuevo al mismo establecimiento de Palma que ahora el Ajuntament ha cerrado de forma cautelar por detectar seis casos de infecciones graves a causa de un piercing.
«Me acompañó mi padre y vino una amiga; las dos terminamos hospitalizadas», explica. Ambas se hicieron un piercing en la zona del cartílago de la oreja. Al principio «teníamos pus y decidimos ir al ambulatorio», relata. «Estuve unos días haciéndome curas y me recetaron un antibiótico».
El proceso era el mismo cada mañana pero «duele un montón, lo pasé fatal», advierte. «Aprietan la zona hasta que sale el pus y cada vez salía más y más». Paralelamente a su amiga la hospitalizaron, y viendo que no mejoraba, «pensamos que era muy grave y fuimos a Son Espases, a un otorrino».
El especialista les aseguró que «la cosa era grave», pero a la vez la tranquilizó porque habían pedido ayuda a tiempo. La especialista ya le indicó que en el cartílago no se recomienda hacer piercings porque hay poco riego sanguíneo. «Tuvieron que hospitalizarme cuatro días con antibiótico por vía venosa», recuerda ahora.
A la pregunta sobre si le advirtieron de los riesgos de hacerse el agujero, C. P. J recuerda que le dijeron que podía hincharse, «pero no me avisaron de la gravedad del asunto», añade.
En el establecimiento le recomendaron que se limpiara la oreja con agua oxigenada pero «como no funcionó me tuve que poner otras cosas».
A través de la madre de su amiga se pusieron en contacto con la dueña del local. «No entendían qué podría haber pasado y dijeron que igual era por el roce de la mascarilla». Asimismo se ofrecieron a correr con los gastos de las medicinas y a devolverles el dinero del piercing.
Pero es que la historia de C. P. J. no termina con el ingreso en el hospital. Tomó antibióticos durante tres o cuatro semanas pero «se complicó porque me dio alergia». Ronchas, hinchazón de labios, de garganta...
A día de hoy la infección está curada y esta misma semana ha recibido al fin el alta médica aunque «mi oreja sigue hinchada, algo deformada» y ahora le preocupa cómo pueda evolucionar.
Rechaza volver a pasar por lo mismo, «no me haré ningún otro piercing y menos en el cartílago», dice. La semana que viene inicia las pruebas de alergología y tras toda la experiencia, se queda con el excelente trato del personal sanitario. «A la doctora Epprecht de Son Espases y a todo el personal del PAC que me atendió, gracias».
«Hemos tenido carnet VIP en Son Espases»
El padre de la joven (en la imagen circular), que le acompañó al establecimiento para autorizar el piercing, se muestra «sorprendido y disgustado» por todo lo que ha pasado. «Hemos estado entre dos y tres semanas corriendo de un lado a otro, hemos tenido carnet VIP en Son Espases», relata. Insiste en que a día de hoy la oreja de su hija no ha vuelto a la normalidad y teme que persistan las secuelas. «Podría haber sido peor», señala. La infección ha terminado, si bien a la joven le falta por pasar por todas las pruebas de alergias que se han detectado a raíz del incidente.