El confinamiento y las medidas restrictivas por la pandemia de la covid-19, en concreto de marzo a julio de 2020, motivó un aumento del consumo de producto local por su calidad del 20 %, un crecimiento del 26 % en el caso de Mallorca e Ibiza y del 13 % en Menorca.
Un 32,6 % de la población de Baleares compró más en tiendas de proximidad y 11,3 % incrementó la compra de productos agroalimentarios a domicilio, según datos de un estudio de la Conselleria de Agricultura presentado este miércoles.
Por islas, en Mallorca un 10 % de la población asegura que incrementó la compra de alimentos agroalimentarios a domicilio y un 12 % en Menorca y en Formentera. El 35 % de los consumidores mallorquines compraron más en tiendas de proximidad y un 32 % en el caso de Menorca y un 31 % en Ibiza.
En esos cinco meses, de marzo a julio del año pasado, el consumo alimentario cayó un 19,9 % (108.837 toneladas menos), si bien la importancia del pequeño comercio y su función social adquirió relevancia en detrimento de las grandes superficies.
La consellera de Agricultura, Pesca y Alimentación, Mae de Concha, y la directora general de Políticas para la Soberanía Alimentaria, Paula Valero, han presentado en la Cámara de Comercio de Mallorca el informe Análisis de las Cadenas Alimentarias y Diagnóstico del Sector de Producción Local, Ecológica, Agroindustrial y Artesanal de Baleares.
El estudio analiza el flujo de alimentos y su movilidad por el territorio balear y cómo la covid-19 ha afectado a los hábitos de consumo de alimentos.
Valero ha subrayado que la covid-19 ha tenido una incidencia «prácticamente nula» en la producción agroalimentaria y, por contra, se ha acelerado el consumo de alimentos locales por su calidad.
Como datos generales, el consumo ha caído en Baleares un 17,4 %, lo que supone una disminución de 80.000 toneladas de productos agroalimentarios sobre el año anterior.
El estudio, realizado por el equipo Agroassessor, tenía entre sus objetivos analizar la producción agroalimentaria en cada isla, el flujo de alimentos y su movilidad.
Este informe también analiza el periodo 2017/2019. El valor económico de las explotaciones agroalimentarias fue en ese periodo de 232 millones de euros con un total de 225.595 hectáreas cultivadas.
En cuanto a la producción, ésta se basa principalmente en cultivo de hortalizas, patatas, legumbres y productos lácteos: en Mallorca se producen sobre todo hortalizas y legumbres (32,1 %) y patatas (31,7 %), en Menorca leche y productos lácteos (77,3 %) y en las Pitiüsas hortalizas (46,5 %).
El «desajuste» entre importaciones y exportaciones se cifra en 2.219.549 toneladas al año, un flujo que está «claramente condicionado» por la actividad turística.
Esta elevada importación de producto agroalimentario, reseña el estudio, es especialmente contaminante, hasta 3,4 veces superior de medio al impacto que supone el consumo y distribución del producto local.
Respecto a la distribución, el peso de los supermercados y autoservicios es mayoritario en el caso de Mallorca y supone el 50 % del sistema de producción de productos agroalimentarios.
La tienda tradicional, sobre todo la de producto fresco, tiene un peso importante con un 30 % de la cuota de mercado. Los restaurantes suponen el 22 % restante de la distribución.
El estudio se plantea también cuál fue la capacidad de abastecimiento de las islas en el año 2019. En concreto, fue del 11,6 % que aumentaría al 16,1 % sin el peso del turismo.
Mallorca solo es autosuficiente en dos productos agroalimentarios: frutos secos y patatas, solo en leche en el caso de Menorca y solo en bebidas espirituosas en las Pitiüsas.
Finalmente, también se analiza el papel de la mujer en el sector agroalimentario, que es «claramente minoritario», a pesar de su incorporación gradual.
Los principales problemas a los que se enfrentan son tres: la conciliación laboral y familiar, el tratamiento vejatorio de la figura de la mujer y la desigualdad de las condiciones laborales y de los mismos trabajos que desempeñan.