Cuando Tomeu Muntaner, de 91 años, se enteró de que Casa Vila cerraba tras 99 años, no dudó ni un momento en venir hasta la plaza de Santa Eulàlia. «Mi hijo me dio la noticia y enseguida cogí el autobús desde Son Ferriol para hacerme la última foto con ellos [los propietarios]».
No pudo hacerse la foto por el gran volúmen de gente que hubo este martes tras el anuncio de liquidación por cierre, pero los Vila le obsequiaron con una foto imprimida de él mismo soplando el lunes las velas en una ensaimada. «Yo he conocido a sus abuelos y a toda la familia. Trabajé justo ahí como ‘mocito'» (señala el local al lado de la Casa Vila, que antes era una farmacia). De hecho, este nonagenario es un histórico del barrio. Nació en la calle Morei y ha vivido toda su vida, hasta hace dos años, en la calle de la Puresa.
Esta fue una de las tantas historias que se vivió a las puertas de Casa Vila. El negocio familiar abrió un 3 de febrero de 1922 y cerrará el próximo 27 de febrero de 2021. «La decisión se debe a un cúmulo de crisis económicas, especialmente la del digital, y la irrupción de las grandes superficies. La pandemia es otra causa que ha influido», destacó uno de los socios, Toni Vila.
Despedidas
Desde que los Vila anunciaran el cierre definitivo de la empresa, con todos sus productos a mitad de precio, muchos vecinos del barrio, así como clientes de toda la vida, no dudaron en acercarse para adquirir algunos artículos y despedirse de los socios. «Estoy muy triste. Cuando me enteré, me entró llorera. Yo siempre vengo a este local a comprar pintura al óleo para mi taller en la tercera edad de Sant Jordi», lamentó Antònia mientras esperaba en la cola para entrar.
Toni Vila confesó que, desde primera hora del día, fueron muchas las personas que se acercaron a la tienda para «darnos mucho apoyo y cariño. La esencia de Casa Vila siempre ha sido el trato personal, la amabilidad y ser acogedores con la gente. Al final, después de tantos años se ha creado un vínculo con ellos».
La decisión no ha sido fácil para otros asiduo como Gaspar Valls, aficionado a la fotografía. Él también regenta un negocio, una peluquería, y lamenta el cierre «de otro pequeño comercio. Al final, solo van a quedar las grandes superficies y los chinos», bromeó. Por otra parte aseguró que también está a punto de echar el cierre de su negocio tras 38 años.
Otros clientes esperaban en la cola para aprovechar la liquidación y comprar lienzos, pintura o revelar fotos. «Se ha perdido el espíritu de este tipo de negocios. Yo intento ir siempre al pequeño comercio», reconoció una vecina de Palma.
Los hermanos Toni y Pep Vila, y el primo Pep Vila, bajarán la persiana el próximo 27 de febrero. De esta forma, ponen un punto y final a 99 años de la marca Casa Vila y a los recuerdos que no solo marcaron este local, sino el que regentaba la segunda generación en Jaume III en 1963, «donde acudieron la Casa Real, artistas, actores y actrices e incluso jugadores del Real Mallorca», mencionó Toni Vila. La falta de transeúntes y de residentes del Casc Antic han marcado también el final de esta empresa familiar.