La obligación de limitar al 30 por ciento el aforo en los lugares de culto está condicionando y obligando a reorganizar la práctica religiosa de diferentes confesiones en Baleares. En el caso concreto de la Iglesia Católica, preocupa que la reducción del número de fieles vaya más allá de las circunstancias obligadas por la pandemia y agrave una tendencia ya a la baja.
El vicario general de la Diócesis de Mallorca, Josep Adrover, ha trasladado el temor a que las últimas reducciones de aforos en los templos motivadas por el escenario de riesgo extremo en Mallorca confirme y agrave un descenso de participantes en las celebraciones religiosas que ya se venía arrastrando una tendencia a la baja en los últimos tiempos, «mucho antes de la llegada de la pandemia».
Adrover ha compartido el sentimiento que le trasladan los párrocos de la diócesis. «Tenemos que ser realistas. Me decía un sacerdote que lo que la COVID-19 se ha llevado, ya no regresará», ha apuntado sobre la reducción de feligreses, aunque dispuesto a trasladar un mensaje más optimista de ánimo a los fieles para que sigan participando de las celebraciones, consciente a pesar de todo de que un porcentaje dejará de hacerlo.
El sacerdote reconoce, según le han hecho llegar los párrocos, que son personas mayores especialmente las que, ya desde el inicio de la desescalada en junio pasado, pueden estar dejando de acudir a las celebraciones «por miedo» o siguiendo las recomendaciones de sus hijos o acompañantes para no encontrarse con situaciones de riesgo.
Sin embargo, el vicario general ha resaltado que este sentimiento de «desánimo» no se da en situaciones concretas, como se ha visto en Navidad o en determinadas fiestas populares que, aún suspendiéndose los actos civiles, las celebraciones religiosas siguen teniendo una gran acogida, incluso a veces, con problemas para controlar los aforos.
En este sentido, Adrover ha destacado especialmente el caso de los funerales de jóvenes personas conocidas en los pueblos o las parroquias, que suelen congregar a muchas personas. En este caso, ha reconocido, es especialmente doloroso y complicado mantener el control y limitar la participación feligreses.
Pero a pesar de la reducción en el número de feligreses en las celebraciones dominicales, el vicario general ha resaltado el aumento en los últimos meses de las demandas en los servicios de Cáritas y la participación de personas voluntarias. «La demanda es impresionante y en muchas parroquias ha tenido que reforzarse», ha añadido.
La declaración de pandemia y el primer confinamiento estricto, con la imposibilidad de acudir físicamente a los templos trajo las celebraciones y las actividades en streaming que, en algunos casos, se han mantenido.
El vicario general ha destacado que algunos sacerdotes siguen explotando esta vía y han mantenido la retransmisión de actividades o celebraciones a través de Internet. Además, según ha apuntado, las misas retransmitidas tienen «mucho seguimiento» y cada vez hay más oferta de canales como las retransmisiones de la Seo.
Otras confesiones en Baleares
La limitación de aforos en las celebraciones religiosas ha afectado igualmente a otras confesiones con presencia en las Islas que se han visto también obligadas a limitar el número de participantes aunque sin el temor a que en el futuro la participación se resienta.
El delegado de la comisión islámica de España en Baleares Mahfouz Abu Mahfouz ha asegurado que la reducción de aforos no ha desanimado a los fieles musulmanes, que en todo caso respetan al máximo los aforos marcados para los centros religiosos.
Mahfouz ha resaltado, además, la «responsabilidad» de la comunidad musulmana que, en algunos casos, se ha organizado de manera informal alternándose en la participación de los rezos.
Así, según ha explicado, algunas personas dejan de participar y lo hacen en su casa «para que otros miembros de la comunidad participen también en los rezos semanales».
Por otra parte, la Iglesia Evangélica Centre Cristià de Mallorca habilitó con gran acogida un sistema online de reserva de espacio para la participación en los cultos semanales. Según la secretaria de la organización religiosa, Yolanda Rodríguez, el sistema se habilita los miércoles y en pocos minutos se han completado todos los aforos permitidos.
Según ha apuntado, el Centre Cristià de Mallorca organiza hasta diez cultos en Palma, Inca y Alcúdia a los que pueden acudir como máximo hasta 120 personas cada uno, siguiendo las restricciones de aforos. Además, en algunos casos se ha mantenido la retransmisión online que se inició en el primer confinamiento.
Rodríguez ha resaltado que en circunstancias normales en alguno de los cultos de Palma podrían llegar a congregarse más de 1.000 personas, algo impensable en este momento.
De hecho, han ampliado el número de celebraciones de tres a cinco en Palma, de dos a tres en Inca y de uno a dos en Alcúdia.
La secretaria del Centre Cristià de Mallorca ha admitido que aún existe «cierto temor» entre algunos fieles ante la presencia de un gran número de personas pero, según ha asegurado, en los centros se cumplen todas las medidas de seguridad, higiene y distancia entre personas.
Según ha apuntado, durante la desescalada sí que se notó un descenso en el número de fieles que se animaban a participar pero quizás «pensando en que la cosa no iba a durar tanto como ahora se está comprobando».