Baleares ha registrado en lo que va de año 7.607 defunciones, un 5,61 por ciento más que en el mismo periodo de 2019, según el Instituto Nacional de Estadística.
Por otra parte, en términos generales, el INE ha estimado que se han producido 30.182 defunciones en España entre el 2 y el 22 de noviembre, es decir, 6.292 más que en 2019 (23.890) en ese mismo período, un 26,34 por ciento más.
Por primera vez, esta cifra de exceso de muertes es inferior a los 6.636 fallecimientos de personas con COVID-19 registradas en esas fechas en las estadísticas oficiales del Ministerio de Sanidad.
El INE ha informado de que en las 47 primeras semanas de 2020, hasta el 22 de noviembre, han muerto en España 443.884 personas. Es decir, 70.717 más que en el mismo periodo de 2019, cuando se notificaron 373.167, un 18,95 por ciento más.
Estas 70.717 muertes contrastan con los 43.131 fallecimientos notificados por el Ministerio de Sanidad por COVID-19 hasta esa fecha. Es decir, hay una variación de, al menos, 27.586 defunciones entre las estadísticas del INE y del departamento ministerial.
Por comunidades autónomas, en lo que va de año en Andalucía han fallecido 69.624 personas (10,40% más), en Aragón 15.093 (22,53% más), en Asturias 13.238 (14,7% más), en Baleares 7.607 (5,61% más), en Canarias 14.886 (5,38% más), en Cantabria 5.690 (4,79% más), en Castilla y León 32.796 (27,16% más), en Castilla-La Mancha 23.857 (35,79% más), en Cataluña 73.610 (27,47% más), en Comunidad Valenciana 43.511 (9,96% más), en Extremadura 11.537 (14,14% más), en Galicia 29.361 (5,09% más), en Madrid 60.094 (41,35% más), en Murcia 11.074 (7,65% más), en Navarra 6.083 (21,74% más), en País Vasco 21.404 (11,15% más), en La Rioja 3.358 (19,5% más), en Ceuta 578 (23,04% más) y en Melilla 503 (13,86% más).
El INE está realizando una estimación del número de defunciones semanales durante la pandemia de COVID-19. Este proyecto se plantea el estudio de las defunciones semanales ocurridas durante 2020 y su comparación con los datos históricos de defunciones desde el año 2000, lo que permite interpretar los datos con perspectiva histórica, dada la variabilidad que presentan las defunciones a lo largo del tiempo.
El proyecto no tiene una duración determinada, depende de elementos ajenos como es la propia evolución de la pandemia, pero al menos se prevé que tenga una duración de un año. «No obstante, hay que considerar en todo momento su carácter experimental y tomar las cifras con cautela dado que se ofrecen datos estimados por un modelo que podría subestimar o sobreestimar resultados», puntualiza el organismo.