Julio Díaz Canellada tiene 83 años, un cáncer y una orden de desahucio que se ejecuta este viernes a la una y media. Tiene nacionalidad estadounidense, veterano de Vietnam. Vive con su ahijada y el marido de ésta. Hace unos años pidió un préstamo para ayudar a un amigo que iba a montar un bar. Puso como garantía su piso, en el Rafal. «Le engañaron, no sabíamos lo que estábamos firmando», señala Sebastián Sánchez, el marido de Sandra Oliva. Ambos viven con Julio desde hace cuatro años cuando tuvo que ser sometido a una operación por un cáncer. Desde entonces requiere cuidados constantes y apenas puede levantarse, «casi no se puede mover».
Aquel préstamo, concertado con una financiera que ofrece préstamos de un elevado interés, nunca se abonó. Sin embargo, Sandra explica que no se enteraron de que se había instado un procedimiento judicial hasta el año pasado, una semana antes de que se subastara la vivienda: «Lo supimos porque vino una mujer a ver el piso. Así nos enteramos. Nos vamos a la calle por un procedimiento que se ha tramitado a nuestras espaldas», afirman.
Desde entonces intentan oponerse al proceso judicial de desahucio y la vivienda ya es propiedad de otra persona. Su situación de salud y su edad son los dos argumentos con los que se ha pedido un aplazamiento de la ejecución hipotecaria. Además, los abogados que los representan han instado a que intervengan los servicios sociales para abordar la situación de Julio.
La respuesta del juzgado de Primera Instancia de Palma encargado del procedimiento es que se ofició a Servicios Sociales el pasado mes de enero, «a efectos de apreciar una posible situación de vulnerabilidad» y que no le corresponde el reconocimiento por parte de un forense.
Con esas mimbres, se ha señalado la ejecución del desahucio para esta mañana. El juzgado también ha rechazado admitir un incidente de nulidad por la falta de notificación de los edictos. Ahora se depende de una petición de urgencia por la situación «especialmente vulnerable» en la que se encuentra añadida a la pandemia.
Sebastián explica que no tienen un plan alternativo en caso de desahucio a lo que se suma la dificultad de trasladar a Julio.
Estadounidense, nacido en Bilbao que se quedó en la Isla
Julio Díaz Canellada nació en Bilbao en 1937. Su familia se exilió, primero a Francia y después a Estados Unidos. Consiguió esa nacionalidad y se alistó en el ejército. Estuvo en la Guerra de Vietnam y, tras ser licenciado, participó en varias contiendas en África. Hace más de cuarenta años que se jubiló y decidió instalarse en Mallorca, un sitio alejado de las zonas donde había estado. Ahora, su estado de salud es malo tras una intervención por un cáncer hace unos años y una demencia senil diagnosticada. El juzgado alertó a servicios sociales de la situación en enero y, desde entonces, los familiares aseguran que no han tenido respuesta.