Gotzon Basterretxea (Bilbao, 1967) es el nuevo director del Institut Mediterrani d'Estudis Avançats (Imedea, participado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas –CSIC– y la Universitat de les Illes Balears –UIB). Basterretxea sustituye en el cargo a Jorge Terrados e inicia un período de gestión de cuatro años, con un límite de ocho.
Inicia su gestión como director del Imedea en plena pandemia. ¿Cómo le afecta en las vertientes investigadora y económica?
— Desde el punto de vista económico no nos ha afectado demasiado porque, normalmente, funcionamos con proyectos competitivos que suelen durar tres o cuatro años. Así, podemos contar con una media de 2 millones de euros anuales, más la aportación del CSIC para gastos corrientes, que es de unos 300.000 euros. En cuanto a la investigación, funcionamos razonablemente bien, aunque la pandemia nos afecta en el teletrabajo –que no siempre es tan efectivo– y en el intercambio de investigadores.
¿Pero no se paralizaron trabajos de investigación, sobre todo la recogida de datos, en la primera ola de la pandemia?
— Sí, así fue en algunos proyectos específicos que quedaron congelados durante ese tiempo, pero nos hemos adaptado a las sucesivas situaciones y las Administraciones que financian nuestros proyectos se han mostrado flexibles y han prorrogado un año los plazos. En cuanto a los investigadores extranjeros, poco a poco se van incorporando.
¿En qué proyectos participan para obtener financiación?
— Hay un plan nacional y proyectos europeos, que son los mayoritarios, y luego hay una pequeña parte de proyectos autonómicos y contratos privados.
¿Están sufriendo la burocracia de la Administración, como han denunciado otros científicos?
— Somos funcionarios públicos y tenemos que dar cuenta de nuestros gastos, pero es verdad que la Administración española a veces peca de excesivamente garantista con anterioridad a los gastos. Los sistemas anglosajones son más flexibles. Hay que conseguir unas normas que no pongan excesivas dificultades y más adaptadas a la actualidad. Por ejemplo, si viajamos en avión, se nos siguen exigiendo las tarjetas de embarque en papel.
Por ejemplo, ¿usted podrá seguir investigando?
— Muy poco. Ser director del Imedea es un compromiso con los compañeros, pero no puedo ocuparme del día a día de la investigación. No hay gestión profesional. En las instituciones públicas de investigación, somos los científicos los que nos dedicamos temporalmente a la gestión.
¿Qué necesidades tienen?
— Necesitaríamos más técnicos de apoyo –laboratorio– y personal especializado precisamente en la obtención de recursos. Tenemos que contratar este personal de manera eventual con cargo a la financiación de los proyectos. En este sentido, sería deseable una estructura más estable, pues estamos dedicando tiempo, trabajo y dinero a formar personal que sólo será eventual.
¿Con cuánto personal cuenta actualmente el Imedea?
— Somos unas 110 personas en total, de las que el 60 % son investigadores y el 40 % restante son técnicos, informáticos y personal de administración y servicios. De los investigadores, más o menos la mitad son funcionarios de plantilla y el resto son postdoctorales y doctorandos con contratos que oscilan entre 2 y 5 años. De los no investigadores, también más o menos la mitad son funcionarios.
¿Cuáles son los ámbitos de investigación del Imedea?
— La ecología terrestre –biodiversidad y conservación–, las temáticas marinas –ecología y oceanografía– y el cambio global.
La Administración impulsa los centros de investigación, pero ¿luego les consulta?
— En otros países se consulta mucho más a los científicos. Hemos mejorado, pero ciencia y política continúan en espacios relativamente separados. La Administración no siempre aprovecha todos sus recursos tanto en el día a día como en la planificación del futuro. Con el cambio climático, la pandemia y la contaminación, la sociedad ha mirado a la ciencia y la Administración lo hace cuando le urge.
¿Cuál es la situación ambiental de Baleares?
— No tenemos los problemas de las regiones industriales, pero sí los del turismo, como la gestión del agua. Hay cuestiones que destacan como la nitrificación de acuíferos, la pérdida de humedales o la sobrepesca, pero no son exclusivos de Balears.
Veinte años en el Imedea
Gotzon Basterretxea es licenciado en Ciencias del Mar por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (1990) y doctor por la misma universidad (1994). Su especialidad es la oceanografía biológica y, en particular, las interacciones entre el plancton y la dinámica marina. Trabaja en el Imedea desde el año 2000 y desde 2016 es jefe del Departamento de Ecología Marina. Es investigador principal del grupo Interacciones Físico-Biológicas en el Océano (InFiBiO) de la UIB.