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Pandemia de coronavirus

Las escoletas, entre el desánimo y el desconcierto

Mari Carmen Prohens.

| Palma |

«Siento una gran impotencia cuando pienso en la manera en que tenemos que abrir las guarderías», cuenta Mari Carmen Prohens, propietaria de Escoleta Avenida, que abrió sus puertas en 1979.

Si en un principio le inquietaron los problemas económicos, ahora mismo el dinero ha pasado a un segundo lado y se encuentra «horrorizada» con las nuevas medidas que se han impuesto en los centros para atender y cuidar a los niños de 0 a 3 años. Para el 1 de junio, las guarderías supervivientes abrirán sus puertas con un panorama desolador tras dos meses de confinamiento.

Todo lo que es natural en el cuidado de un bebé ahora es considera pernicioso por el coronavirus. Las medidas de aislamiento social, la desinfección de todos los utensilios, la eliminación de objetos superfluos choca en gran medida con la actividad de una guardería. «Va en contra de los derechos humanos. Solo podemos tener un mínimo de juguetes y dejar a cuatro niños en una sala, cada uno en un rincón, sin poder relacionarse ni tocarse», se lamenta Prohens, que cuenta con una larga experiencia como educadora infantil.

Distantes

«Si un niño llora, lo cogeré. Si tiene hambre, le daré el biberón. Y me quitaré la mascarilla para que pueda ver mi sonrisa», enumera esta profesional que advierte que «estamos tratando con personas, con niños. Y no se ha considerado que ahora tenemos que imponer justo lo contrario de lo que les hemos enseñado hasta ahora. No abraces, no beses, no toques.... Las secuelas que vamos a dejar a estos niños van en contra de todos los principios».

Prohens denuncia que ahora tienen que mostrarse frías y distantes en esta etapa, cuando la parte afectiva es la más importante.

«Van a ir contra nosotros»

Para cumplir con las nuevas ratios, la guardería Avenidas pasará de tener 40 plazas a solo 12. Y de los nueve empleados quedarán tres. «Sabemos que habrá inspecciones, no sabemos de la policía, de sanidad o de trabajo, pero en nuestro sector creemos que van a ir contra nosotros», se lamenta Prohens, que está en contacto con un buen número de escoletas de la Isla.

El hecho de tener que recortar tantas plazas para mantener la distancia de seguridad ha supuesto que muchos niños se queden sin plaza. Y aquellos que vuelvan a las aulas se toparán con un panorama muy diferente. Prohens admite que existe cierta rebeldía entre las escoletas y, con el objetivo de atender a los bebés y niños de la mejor manera, advierte a los padres que «si nos traen a sus hijos, los vamos a dejar jugar entre ellos y les vamos a dar un beso». Los padres han mostrado su apoyo a Prohens.

La experiencia de esta profesional coincide con la opinión de psicólogos y pedagogos, que advierten de las secuelas que pueden quedar en niños de edades tan tempranas en las que se evita el contacto físico, se evita la experimentación con el tacto para no contaminarse o se oculta el rostro con lo que no podrán identificar a sus cuidadores ni interpretar su estado de ánimo. «Vi la foto de los niños franceses encerrados en un cuadrado de tiza en un patio. Y es horrible», dice.

Los padres, además, se ven abocados a llevar a sus hijos a los centros para conciliar mientras las guarderías no han contado con apoyos de la administración.

Cierres

El desánimo y el desconcierto ha cundido en este sector, que tuvo que cerrar las puertas de un día para otro y ahora debe transformar el método educativo y de cuidados de arriba a abajo.

Advierte que algunas escoletas no han podido soportar la embestida de un cierre de dos meses por el coronavirus, «gente muy válida que ya ha tenido que cerrar. Y otras no saben si podrán abrir». Prohens pone de manifiesto el malestar de este sector, que lamenta que «estamos dejados de la mano de Dios. Toda la vida hemos estado luchando, pero algo como esto no había visto nada».

Las guarderías municipales abrirán en principio el 8 de junio

Las escoletas infantiles municipales no abrirán hasta la fase 3, es decir, el 8 de junio, si o hay complicaciones. Así lo decidieron los representantes de las entidades locales de Balears, convocados ayer por la Federación d'Entitats Locals de les Illes Balears (FELIB).
Para los representantes municipales, «es prudente no iniciar un retorno de los niños demasiado precipitado que pueda contribuir a un repunte de los contagios».

Otro factor que ha influido en retrasar la apertura son «las estrictas y lógicas condiciones de control sanitario impuestas a través de los protocolos, así como la disminución de ratios de alumnos por aula». La decisión de la apertura corresponderá a cada ayuntamiento.

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