La Empresa Municipal de Aguas y Alcantarillados (Emaya) ha aumentado la cantidad del cloro del agua que distribuye, siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para el agua potable con motivo de la alarma sanitaria por el coronavirus.
El objetivo es suministrar un agua con 0.5 ppm (partes por millón, es la unidad de medida con la que se mide la concentración) de cloro y pH inferior a 8. Desde la empresa municipal se explica que «técnicamente ha consistido en añadir más producto, en este caso entre 0.1 y 0.2 ppm de cloro, para incrementar las garantías, aunque ya estábamos dentro de la norma», se deja claro desde la empresa.
Fuentes autorizadas de Emaya exponen que «el pH del agua requerido ya lo cumplíamos y el cloro lo hemos subido entre 0.1 y 0.2 ppm. Es decir, hasta ahora la cloración era del 0.3-0.4 ppm y ahora es de 0.5 ppm». Se insiste en que «hemos subido la concentración de cloro por la recomendación de la OMS, a pesar que no existe ningún riesgo de contagio en el agua potable, como recogen todas las normas y expertos».
De hecho, el presidente de l Emaya, Ramon Perpinyà, recuerda que no es la primera vez que se modifica la cloración del agua que se suministra por la red municipal, «pues ésta cambia a lo largo del año, dentro de los parámetros mencionados». Así, en invierno la concentración es más baja y en verano se sube un poco por motivos seguridad, siempre siguiendo los parámetros que establece las autoridades sanitarias.
No obstante, el edil admite que «es cierto que no es habitual modificar este parámetro en esta época del año, por tanto la concentración del cloro ahora tocaba estar un poco más baja de lo que debía estar en verano».
En este caso, comenta el responsable municipal, «se trata de una recomendación de la OMS en este sentido motivada por una pandemia, algo que no había ocurrido nunca, porque la verdad es que no habíamos estado nunca antes en estas circunstancias».
La mayor concentración de cloro repercute lógicamente en el sabor del agua que sale por el grifo, y es posible que los ciudadanos lo hayan notado, no obstante desde Emaya se insiste en que el agua es del todo segura y se aclara que «el sabor a cloro se reduce dejando reposar el agua antes de consumirla, pues además no es una subida muy elevada».
Como se recordará, al margen de la crisis sanitaria, mejorar el sabor del agua del grifo es uno de los objetivos del Ajuntament de Palma para esta legislatura. Para ello se ha iniciado la tramitación del proyecto de mejora del tratamiento del agua de las fuentes por ultrafiltración, que se espera que pueda estar listo para el verano del año que viene.
En estos momentos se consumen en el municipio de Palma unos 175 litros por habitante y año de agua envasada, lo que suponen 117 botellas de un litro y medio por habitante y año.