No hay forma más tradicional en Mallorca que encarar la Nit de Nadal o el Dissabte de Nadal, lo que según la tradición castellana se conoce como Nochebuena, asistiendo a la interpretación de la Sibil·la en las iglesias durante la misa del Gallo.
Este pasado martes los templos de toda la isla se llenaron de fieles para asistir a un canto con raíces medievales que se interpretaba antaño en toda la cristiandad, y que por muchos siglos quedó relegado a la tradición secular de las islas, especialmente en Mallorca y también en Menorca.
El propio obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, se refirió al Cant de la Sibil·la en su homilía en la misa del Gallo celebrada en la Seu de Mallorca, y destacó que «nos remite a la importancia del nacimiento de Jesús y desde él nos proyecta hacia el Juicio final».
Independientemente del contenido religioso es una expresión cultural que con el tiempo se ha convertido en todo un símbolo de mallorquinidad, y que aunque algunos han actualizado algún detalle menor, el grueso permanece inalterable año tras año y edición tras edición.
Este pasado 24 de diciembre muchos y muchas mallorquines retrataban orgullosos a los jóvenes de la casa, interpretando desde una zona más o menos destacada del altar o en algún púlpito alternativo su particular interpretación del relato del Jorn del judici final.
Además, la edición de la Sibil·la de este año 2019 se recordará por otro hecho singular. La mallorquina Maria del Mar Bonet ha interpretado por última vez el canto de la Sibil·la en la iglesia de la Bonanova de Barcelona a beneficio de los Infants del Raval, una actuación que ha permitido extender el conocimiento de esta tradición tan mallorquina fuera de la isla.