La fuerza anfibia de la Armada española midió este miércoles su respuesta ante un hipotético escenario de multiamenaza en las bahías de Pollença y Alcúdia.
A primera hora de la mañana las tropas de la Armada se sirvieron de una imponente lancha de desembarco para repeler un presunto ataque enemigo en la costa de Muro. La escena no pasó desapercibida y fue muy criticada por la entidad conservacionista Terraferida que advirtió a Medi Ambient sobre su posible impacto sobre las dunas de la Albufera.
El Govern respondió a la llamada de Terraferida enviando a dos agentes de Medi Ambient. Tras comprobar que el Ejército desembarcó «fuera del ámbito del Parc Natural de s'Albufera» informó de que «la parte marina forma parte del LIC marino de las bahías de Alcúdia y Pollença y de una ZEPA de competencia estatal». Dijo que esta actividad «no requiere autorización ambiental previa». Los agentes evaluaron el estado en el que quedó la zona y emitirán el correspondiente informe.
Ajenos a la polémica desatada en Muro, los miembros de la Armada iniciaban la segunda parte del ejercicio en las instalaciones del aeródromo militar de Pollença, donde se simuló una operación de extracción de rehenes nacionales. Participaron dos helicópteros Sea King y un Hugh 500, embarcados en el portaeronaves Juan Carlos I. También una sección de Infantería del regimiento Palma 47 y una sección de la Brigada de Infantería de Marina de la Armada.
El ejercicio BALEAREX-19 se desarrolla en Baleares (entre el 5 y el 19 de noviembre) bajo el mando del comandante general de la Infantería de Marina, Antonio Planells. Constituye «una muestra más del esfuerzo que realiza la Armada para la mejora de sus capacidades, desde la experiencia y el conocimiento, mediante el empleo de sus medios, incrementando el nivel de adiestramiento y el grado de integración de las distintas Unidades de la Flota de Operaciones Anfibias, así como la preparación de sus estados mayores desplegables».