Carmen Riu, copresidenta del grupo hotelero Riu, analiza los últimos acontecimientos tras la caída de Thomas Cook. El presente y futuro de la industria turística, en su opinión, va a dar un vuelco espectacular. El grupo Riu, además, cuenta con el 3,56 % de TUI, que se ha convertido en el touroperador líder en Alemania y en toda Europa.
¿Cómo ha visto el desarrollo de la caída de Thomas Cook?
— Con gran preocupación, por el impacto que tendrá en Baleares, Canarias y el resto del Mediterráneo. Thomas Cook tenía una deuda muy elevada y no he entendido diversas inversiones que ha hecho en los últimos años. Parece una huida hacia adelante.
¿El grupo TUI es el gran beneficiado con su quiebra?
— No sólo el grupo TUI, también otros touroperadores europeos grandes, medianos y pequeños.
¿Es vital que se mantenga la operatividad de Condor?
— Por supuesto que lo es. El hecho de que Condor Airlines siga activa permite al menos asegurar un porcentaje elevado de esos viajes que ya estaban previstos.
¿Cómo ve el futuro del turismo europeo sin Thomas Cook?
— Como siempre que sucede una crisis en el sector hay que pararse y analizar los hechos que la han provocado. Todo esto nos permitirá, por un lado, evitar errores en el futuro y, por otro, porque es una oportunidad que nos permite ver lo que quieren y demandan nuestros consumidores, es decir nuestros turistas. Habrá otros touroperadores que tomaran el relevo y por otro lado muchos clientes contratarán sus vacaciones vía webs turísticas.
¿Es el fin de la touroperación tal y como la hemos conocido hasta ahora?
— Es cierto que desde hace tiempo existe un cambio de modelo, nuevas maneras de viajar que pasan por la contratación en las agencias online, que por otra parte tienen menos riesgo económico, así como las compañías aéreas low cost. No es el fin de nada, es el principio un hecho como es que las ventas en la industria turística van a cambiar con la quiebra de Thomas Cook.
¿Apoya las medidas laborales y fiscales del Govern?
— Me parece una buena noticia, siempre lo es que las instituciones apoyen a los empresarios del sector en momentos de necesidad.
¿Los hoteleros tienen que diversificar sus mercados para no depender de Alemania y Reino Unido?
— Esto es una herencia desde el boom turístico de los años 60, pero esta tendencia obviamente ha cambiado y resulta mucho más sencillo viajar ahora al estar mejor conectados con el resto del mundo. Por supuesto hay que abrirse a nuevos mercados emisores, como ya lo hacemos en Riu.
¿Hay que quitar la ecotasa?
— Sí. En el momento en el que se decidió poner estábamos saboreando las mieles de un gran momento turístico en las Islas: gran ocupación y grandes beneficios. Si somos coherentes y estamos ante un cambio de rumbo por la recuperación de otros mercados, deberíamos empezar a ser flexibles también con la ecotasa. Ahora sería el momento de plantear una moratoria.
¿Habrá consecuencias en la temporada 2020?
— Este año ya hemos notado cierta recesión debido a la recuperación de mercados mediterráneos de competencia directa. Sabemos que para 2020 esta recesión puede continuar pero esto no tiene porque suponer un problema, es un reto para mejorar el producto que ofrecemos. No olvidemos que Mallorca es, a nivel turístico, un destino maduro. Si mejoramos la oferta estamos seguros de que no supondrá un problema, puesto que lo importante es ofrecer a nuestros clientes aquello que demandan. La satisfacción del cliente es fundamental.
¿Se tiene que reestructurar la industria vacacional europea?
— Nosotros trabajamos con la touroperación pero también con venta directa al cliente. Más que diversificar la oferta, que ya lo estamos haciendo, lo importante para nosotros es el servicio que ofrecemos. La buena oferta, la satisfacción del cliente y todo lo que representa, es lo que hace que el cliente escoja. Yo creo que todas las cadenas ya están en esta línea de trabajo.
¿En la temporada 2019 ha apreciado cambios en Baleares?
— Ya sabíamos que entrábamos en una época distinta a los años anteriores de excesiva bonanza. Siempre hemos pensado que teníamos muchos clientes ‘prestados' por la inestabilidad en Turquía o Egipto. Frente a ello sólo nos queda ofrecer calidad. No podemos competir por precio con estos países, ya que siempre perderemos.
¿Baleares había vivido una crisis turística como la actual?
— El propio Govern lo ha tratado como una crisis y creo que ha hecho bien. Debemos tener en cuenta la cantidad de trabajadores que se van a quedar sin trabajo. Si como leo en algunos medios, el cierre de Thomas Cook supone una pérdida de 300.000 turistas en temporada baja, efectivamente, podemos hablar de una crisis histórica.
¿Las empresas han aprovechado los años de bonanza?
— Cada temporada es única y nos sirve para mejorar la temporada siguiente. A menudo mayores ingresos significan mayor inversión. Con esto queremos decir que se trata de un sector vivo y cíclico, puede ser que el haber cosechado éxitos no nos ponga en una situación de peligro, pero no debemos relajarnos.
Con lo que ha pasado. ¿van a desaparecer las garantías y cambiar la contratación con los touroperadores?
— Respecto a la primera cuestión todavía van a permanecer, pero van a cambiar su actual estructura. Y sí, es cierto que con esta quiebra de Thomas Cook habrá un antes y un después, y cada empresa tendrá que afrontar esta nueva coyuntura con una estrategia adecuada.