Joan Llull ha seguido muy de cerca todos los acontecimientos que llevaron a Thomas Cook a presentar la quiebra el pasado día 23 en Londres. Han sido jornadas frenéticas, con muchas llamadas telefónicas y reuniones de último momento con los grandes del turismo balear para buscar una solución que salvara al gigante turístico. Se siente un tanto frustrado y engañado por cómo han evolucionado los acontecimientos y por la actitud personal del consejero delegado (CEO) de Thomas Cook, Peter Fanhauser, en la visita que realizó a Mallorca en junio pasado para tranquilizar los ánimos a los empresarios turísticos de las Islas.
¿Les ha afectado a su grupo hotelero la quiebra y es cierto que los impagados llegan a los 20 millones?
— No hablo de cantidades, pero sí que es cierto que la quiebra nos ha afectado porque la deuda que nos deja el grupo turístico es elevada.
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¿Cómo analiza lo sucedido y el comportamiento de Thomas Cook?
— Puedo decir muy molesto que el grupo Thomas Cook nos ha tenido engañados a todos los hoteleros.
¿Qué ha pasado realmente?
— El consejero delegado de la empresa, Peter Fankhauser, nos dijo en la visita que hizo a Mallorca en junio que todo estaba solventado y que estuviéramos tranquilos. Esto nos tranquilizó y seguimos operando con ellos como sino pasara nada. La realidad ha sido muy diferente.
¿Ha habido mala fe por parte de Thomas Cook?
— Lo que sí puedo decir es que el grupo Thomas Cook nos ha tenido engañados a todos los hoteleros de aquí y de otras zonas turísticas.
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¿Tenían que haber sido los hoteleros de Baleares más incisivos y menos contemporizadores ante el aumento de los impagos?
— La verdad que la culpa es nuestra por no haber sabido poner freno a esta situación. Las cadenas hoteleras hemos sido tan buenas con ellos que al final hemos quedado como tontos por cómo ha acabado todo.
¿No vieron lo que se avecinaba?
— Confíamos en lo que se nos dijo, pero los impagados se iban acumulando porque no abonaban cantidad alguna de dinero desde junio.
¿Qué estrategia deberían de haber tomado?
— Creo que deberíamos de haber sido más contundentes a tenor de la evolución de los impagos. Entre todas las cadenas la estrategia adecuada tendría que haber sido plantarnos en julio y decirle a Thomas Cook que no aceptábamos más clientes sin abonar los pagos pendientes. Insisto, fuimos demasiado buenos y por eso digo que la culpa es nuestra por no haber sido más expeditivos. Al final ellos han cobrado durante toda la temporada alta y no nos han pagado nada.
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¿Hicieron lo imposible para evitar la quiebra?
— Sí. Intentamos lograr parar lo inevitable para lo cual aceptábamos hasta la quita de más de un 50 % de la deuda. No fue posible por todos los acontecimientos que se produjeron en el fin de semana del 20 al 22 de septiembre.
¿Cómo se saldrá de esto?
— Thomas Cook ha desaparecido, pero no implica que dejen de venir los turistas a Mallorca y al resto de Islas. Lo harán por otros canales de comercialización.