Lleno total en el salón de actos de Son Lledó para escuchar la conferencia de Francisco J. Martínez Mojica ‘La revolución CRISPR', organizada por el Club Ultima Hora Valores con la colaboración de la Universitat de les Illes Balears y la Universidad de Alicante.
Presentada por Miquel Roca, decano de la Facultat de Medicina de la UIB, Martínez Mojica, investigador y profesor de Microbiología en la Universidad de Alicante, inició su intervención definiendo los sistemas CRISPR como «una tremenda revolución en las ciencias de la vida y de la salud para mejorar las condiciones de la Humanidad. Son una caja de herramientas que se está empleando en miles de laboratorios de todo el mundo».
El origen de la técnica CRISPR es la observación en bacterias de secuencias genéticas cortas que se repiten y de ahí su nombre en inglés: Clustered Regularly Interspaced Short Palyndromic Repeats. Entre las secuencias CRISPR había fragmentos de ADN de virus insertados en el ADN de las bacterias. Martínez Mojica explicó que «esta incorporación genética del virus es un sistema de inmunidad contra el propio virus que además tiene memoria de miles de generaciones atrás. Es un sistema fantástico y a la vez sencillo y eficaz de defensa. Nosotros, los humanos, no podemos transmitir esa inmunidad. En definitiva, la bacteria toma una parte del genoma del virus y a partir de ahí queda inmunizada. Existe una enorme diversidad de sistemas CRISPR».
Para el investigador, el descubrimiento de estos sistemas supone «poder hacer un seguimiento de las enfermedades bacterianas o hacer las bacterias más resistentes introduciendo en ellas falsas memorias de virus. También las bacterias se hacen más resistentes ante los antibióticos al transmitirse información entre ellas. Con CRISPR podemos interrumpir esa comunicación genética. Igualmente, podemos prevenir que una bacteria no reciba la información patógena de un virus. Realmente, a través de CRISPR podemos guardar información y almacenar datos de cualquier tipo en un microorganismo. Y CRISPR nos puede revelar en poco tiempo la detección de un proceso canceroso o patógeno, actuando como un sensor chivato».
Martínez Mojica detalló que «con CRISPR podemos ejercer un control de la actividad genética, establecer en pocos segundos un diagnóstico molecular que indique si en una muestra biológica hay un virus o una prueba cancerígena, y modificar el ADN y practicar la edición genética, reescribiendo la información genética de cualquier ser vivo. Es una herramienta revolucionaria con capacidad para modificar genes. Podemos reescribir el material genético de un ser vivo. Antes también se podía hacer, pero con CRISPR el proceso es mucho más rápido y preciso. Numerosos grupos de investigación de todo el mundo se plantean ahora la edición genética, aunque no tengan ni idea de biología molecular. Tenemos la posibilidad de realizar 13.000 ediciones genéticas en una sola célula, y sigue viva. Hace años, una sola edición genética y que la célula siguiera viva era todo un triunfo».
Llegados aquí, es el momento de hablar de las aplicaciones prácticas. Son innumerables y Martínez Mojica hizo un pequeño resumen de lo que ya se está haciendo con CRISPR: «En agricultura, podemos obtener plantas más resistentes a las enfermedades, a la salinidad y al estrés hídrico, y por tanto más adaptables al cambio climático; también pueden ser más productivas. En ganadería, podemos tener animales más resistentes a enfermedades como la tuberculosis o la gripe aviar, o ejemplares más musculosos. En salud, antídotos contra medusas, mosquitos que no transmiten la malaria o mosquitos estériles, y transferencia de órganos entre especies».
Ante el desafío de diagnósticos y tratamientos humanos, el microbiólogo señaló que «con CRISPR se pueden aplicar cientos de tratamientos para unos 30 tipos de células cancerosas. La técnica CRISPR puede beneficiar a todo el mundo, teniendo en cuenta que más del 50 % de la población porta mutaciones genéticas. Están en marcha unos 20 ensayos clínicos para curar enfermedades en humanos, principalmente cancerosas y hemofílicas».
Finalmente, Martínez Mojica se refirió a CRISPR como «una verdadera revolución en biotecnología que puede suponer importantes mejoras en productividad y calidad de los alimentos, y en salud y bienestar animal. Y en salud humana, en prevención y tratamiento de infecciones, enfermedades hereditarias, diagnóstico molecular y envejecimiento».